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martes, 24 de junio de 2014

PANÍCULA



El creacionista del día. Laura Leyva (La Musa Negra)










Las manos airosas

Despedazan la piel del hombre que se volvió todo pan.

Miga a pájaro,

pájaro a cielo.



Así de pronta fue su existencia,

así de efímera la hogaza

que entre picos desconocidos

hallase ensalivado el fin.



El mar,

reflejo fiel, espejo interminable,

derrumbe de dolores, colores

pincelados al alba.

Y el viento náufrago sólo del tiempo mismo.



Yo me repito mil veces,

que se adquiere

la consistencia del esfuerzo mostrado en el trabajo

mientras suenan campanadas

honorables

al galope de la plaza

en la memoria de su vuelo.



Su camino escalinata y su ausencia

melodía del rocío, meridiano naciente,

cimbra de arcos de hormigón.



Hoy han llovido en la ciudad de México

trozos de panícula y centeno

y satisfechos pájaros, me han dicho que es él;

para recordarnos – sólo
– su victoria blanda

que ha penetrado a las nubes y ha conseguido golpearnos desde arriba.





El alto hombre; es duro pan.



jueves, 19 de junio de 2014

CONCLUSERAT

El creacionista del día. Nicola Capponi











Muchas palabras, mucho viento; pues, ¿de qué provecho te fueron?
¿Quién sabe como debería vivir el hombre durante los contados días de su vida bajo el sol,
que no tienen sentido y que pasan como sombra? 


Eclesiastés 6, 11, 12






Amy de tan solo 23 años, en la edad del miedo, esa noche rompió lo que le tironeaba en el alma a la luz de una vela de aroma vainilla, a llanto abierto recordaba cómo es que mueren los osados, entre perfumes de azahares desconocidos y sangre a medio coagular. Era más de media noche, sentada frente al altar su tristeza le iba consumiendo al igual que la llama de la vela consumía las horas, esperaría, si era necesario hasta el alba, para que su llamado fuera respondido. El reloj dio las 5:30 de la mañana. Amy seguía asiduamente las manecillas, pidiendo en cada golpe del segundero dejar de existir; cuando llego al minuto 36 un viento le soplo en la cara y salió de su taciturna espera poniéndose de pie en el acto. La flama se volvió más grande, el agua se agitaba en el cáliz como si la ondulasen con el dedo, el símbolo de su brazo izquierdo comenzó a arder, después de que ella horas antes lo hubiera trazado con una cuchilla. Una voz grave le ordenó volverse a sentar. Amy se quedó en cuclillas; el miedo quería ganarle y pensó que sería más sencillo deshacer todo aquello, pero sabía que podía molestar al demonio que había convocado, mas allá de lo asustada que se encontraba, su tristeza le tenia ahí, al comienzo de un dialogo que podría costarle la vida, pero no le importaba. Y la voz le hablo:





― ¿Cuánta tristeza cabe en un corazón humano? O acaso sabes si los espíritus del vacío pueden darse el lujo de un corazón? A veces por eso tragamos su alma y corazón para sentir por escasos minutos su podredumbre. Un gusto adquirido, supongo.




―Sabes lo que quiero ¿verdad?




― Tras tu penumbra no hay secretos para mi, entre más oscuro los sienta, más claro puedo verlos, sin embargo jamás podre entender porque desfragmentan su corazón por otra simple alma humana. ¿Enamorada? Si. Sé que quieres un intercambio, pero mi balanza es algo caprichosa, aquí no es la ridícula sátira de Goethe. Lo que deseo a cambio es ver a tu alma y a tu corazón siempre que quiera, siempre abiertos para mis placeres y a la agonía.




―Creo que no tengo nada mas que decir ...




―Exacto Déjame mirarte... si... vaya, tan poco, que minuciosidad. ¿Un 1/4 tan solo? No te creas astuta ¡¿O crees que me tragare tan poco de ti?!





―Por favor no... Quiero...




― ¡Oh no, no me interesa lo que quieras ahora! A lo dicho manos a la obra. Que de la tierra al cielo y al porvenir de los infiernos no hay nada oculto. Sé que tu tristeza ansía extinguirse, dejar secos los sentimientos como te ha dejado esta persona. Febriles los ojos de tanto llorar. No me burlo, pero me gusta ver a través del dolor humano, esa gama de interacción sentimental que solo ustedes, por el simple hecho de sentir algo se meten en la telaraña, no por accidente, sino por puro gusto al dolor y a la insipiencia que pueda causarles.




― Pero...




―No, está bien, seré capaz de contenerme a tomarte toda. He aquí el trato que me ofreces, un 1/4 de tu alma y corazón por el olvido, por matar el enamoramiento, por tomar esa tristeza y el amor que sientes al patético hombre que te hace sufrir, devorar con saña eso que tanto te aqueja. Ambos son patéticos por cierto. No me causan gracia, pero si un poco de divertimento.





―Entonces... ¿el sello de mi brazo funciono? ¿Has tomado la parte acordada de mí?




― Los acuerdos y clausulas las redacto yo. Hábil manera de llamarme: un brazo izquierdo, un hilo rojo “invisible”, un meñique que curiosamente está conectado a la arteria ulnar del corazón y para imprecisiones estúpidas, “unido por el destino a la persona que amaras”. Trazaste una línea del dedo hasta el sello. No sé qué decir, creo que el silencio lo resuelve todo. ¿No? Asiáticos, todos tienen la misma cara, eso asusta más que una horda de demonios de figura original. Tu llamada fue difícil, nada poderosa, pensé ignorarla. En verdad extraño los métodos medievales de invocación, los nigromantes, que empeño ponían en los rituales. Pero nunca es demasiado para nuestra sed, la curiosidad es propia de nuestra naturaleza.






Amy titubeaba ante el demonio, ya que no sabía si era ella misma con quien entablaba semejante dialogo, o es que la tensión de la noche le había provocado, como último recurso invocarlo en el espejo. Dejó las dudas fuera y no se engaño porque el demonio, si bien tenía su faz, no vestía como ella, traía puesto una cota de malla, armadura, y encima un manto blanco que plasmaba una cruz templaria roja. El demonio la miró, sonrió a media luz y dijo:




―Tu cara. Más no tu yo por entero. Tus fantasías, si, un caballero de votos perpetuos y, no cualquiera, en si todos eran unos cerdos, escogiste esto para no infundir temor excesivo a tu alma. Podría haber declinado ese detalle, pero mi forma original es demasiado, hubieras muerto y adiós trato. Ahora, ya que me convocaste con este traje de "rectitud y valentía humana" (y no es burla, por supuesto que no) vamos a dar pie a la entrega.



― ¿Dolerá?




― ¡¿Crees que tener tu cara no duele más?! Humana idiota. Escucha lo siguiente pues no lo repetiré, el sortilegio se habla en esta lengua solo una vez. Y únicamente tu podrás escucharlo.


Puesto que dicho sello el de mi nombre queda constatado bajo aire, sangre, agua, corazón y alma. No volverás a incendiar el amor con el individuo y razón de tu dolor. Amonestaré duramente tu entendimiento, si llegas a caer en el sentimiento con la parte de corazón que me pertenece. No entregarás la parte de tu alma que ha sido dada por consentimiento en espíritu, no podrás inspirar amor con ese cuarto de alma porque es de mi uso mortal, si notara que fallas en tu juramento, todos los días tomare tu aliento, tu alma no volverá a respirar el aire de la inmortalidad y tu corazón quedara expuesto a fallas físicas, hasta que alma y corazón sean completamente míos, por ende toda tu persona pasara a servirme en la realidad humana, para que luego de tu muerte bajes a mi morada, convirtiéndote en uno de mis vasallos, dispuesta a actuar según mis designios.




―...Da...





― ¡Hey! sin decir mi nombre, sin más preguntas, todas han sido contestadas y sabes en el fondo de tu miserable condición humana que así es.




El demonio le besó en los labios. Amy recordó cuando de niña ponía la cara frente al espejo, soñando con aquel primer beso; este no era un beso, era como rebanar la parte inferior del labio con una navaja. El demonio rió , paso de los labios a abrir la carne dibujada en donde aparecía el sello, lo hizo sangrar y tomó la sangre de Amy, para terminar se mordió casi al mismo tiempo la lengua y regresó a la parte inicial, los labios de la triste adolescente mientras decía: Nec dubitabis, utrum erit an non erit (No dudarás de si la verdad será o no será). ¡Concluserat!




Cuando acabó de pronunciar la última palabra un fuerte viento se dejo sentir en la habitación por treinta segundos, seguido del grito de un hombre que se mezclaba con el rugido de un león, y una verbosidad múltiple de un animales hablando y trasgrediendo en gruñidos muchas lenguas. Amy yacía inconsciente sobre el piso, no volvió en sí hasta que el viento desapareció; cuando hubo recobrado el sentido palpó con desesperación su cabeza, el pecho, la cara, para cerciorarse que no había sido una pesadilla, miró la vela que seguía ardiendo a pesar del torbellino provocado por el demonio antes de su partida. El reloj dio las 6 de la mañana. La bruma se dispersaba lentamente dándole paso al sol.




Amy no quiso apagar la vela, la dejo arder hasta que amaneciera completamente, dejando todo en su lugar se recostó adolorida en la cama. No podía cerrar los ojos, ni siquiera intentaba alejar de su mente lo que vio, le parecía una extraña quimera entre realidad y fantasía. El brazo izquierdo comenzó a dolerle, mas no se atrevía a echar un vistazo, los dolores se prolongaron hasta las 7 de la mañana. Cuando Amy ya no pudo mas, levantó la sabana con cuidado, miró su brazo y una luz roja la cegó por un instante, asustada se frotó los ojos y volvió de inmediato a mirar el pacto escrito en su brazo, el sello se había cauterizado. Olía a carne quemada. Amy parpadeó un poco por el cansancio, para luego quedarse profundamente dormida. La tarde la sorprendió con un haz de luz entrando por la ventana. Sus emociones, su tristeza habían desaparecido, sin embargo, no podía sentir felicidad por nada, escudriño con la mirada las fotos que derramaban sonrisas, momentos alegres y recuerdos memorables. Ahora esas expresiones eran simples, vagas, acciones vacías. Al final, Amy sonrió, se recostó de nuevo sin advertir que otra Amy reflejada en el espejo a lado de su cama la miraba regresandole la sonrisa, en tanto saboreaba entre labios la sangre del pacto.








miércoles, 11 de junio de 2014

Hoy es un buen día para morir

El creacionista del día.  Gerardo Gonzalez "Aikas"







Aquél bosque era muy espeso, sus grandes árboles forrados de ramas y hojas apenas dejaban filtrarse la luz suficiente para notar que era de día. No era el camino más usado en caso de un viaje en solitario pero, sin lugar a dudas, era el más rápido. Algunos campesinos del lugar aseguraban que estaba maldito otros en cambio decían que era un viejo santuario de la naturaleza e inclusive, había quienes decían que los elfos habitaban en él. Lo único en lo que todos los lugareños concordaban era que el bosque estaba lleno de bandidos.

Pasadas unas horas  un hombre caminaba en la espesura del bosque, la última teoría comprobó el porqué del acuerdo grupal de los lugareños. Tres bandidos le plantaron cara.

Hoy es un buen día para morir. Esas fueron las primeras palabras que escuchó en  boca de quien parecía la cabecilla del grupo. Un tipo grande, complexión robusta y algo mayor. Seguramente llevaba en el negocio de lo ajeno unos diez años al menos.

Entréganos todo lo que tienes  complementó el hombre con la lanza ―así te mataremos rápidamente y sin sufrimiento.

Los contempló con suma atención. Por sus posturas aseguró que no era una amenaza para él, así que simplemente les pidió que lo dejaran pasar.

Dejadme pasar, no tengo nada en contra de ustedes.

Creo que ha escogido el camino difícil dijo el tercer hombre y, acto seguido, desenfundaron sus armas ―prepárate para morir amigo.

Caminaron hacia él y lo rodearon.

Desenfundó su mandoble y no dejo que pudieran reaccionar.

En un giro rápido y  afilado del mandoble cortó de un solo tajo las manos de su enemigo. Un solo segundo de duda del bandido bastó para dar un paso a la derecha, girar las muñecas y cortarle las extremidades.

Aquél hombre ni siquiera pudo gritar.

Dio otro paso y al girar levemente las muñecas, lanzó otro tajo. El mandoble cortó limpiamente el cuello de aquél hombre.

Las palabras se quedaron ahogadas en un grito de dolor y terminaron cayendo al suelo en un leve pujido haciéndose acompañar de una mirada de sorpresa. La mente jamás tuvo el tiempo de aceptar que había muerto, todo había sido demasiado rápido.

Se lanzaron los dos bandidos restantes por ambos lados para tratar de acabar con él, uno primero que otro y ese fue su error. El primer ataque que llegó fue a través de una lanza por su costado derecho. Tal cual de un baile se tratará, el espadachín se desplazó nuevamente.

Un paso hacia delante. La lanza siguió su camino sin impactar, pasando cerca de su torso sin ni siquiera rozarle, alzó el mandoble con las manos y deslumbró al sujeto. La brillante luz que se colaba a través de los altos árboles del bosque generó un brillo cegador por unos instantes, instantes suficientes para que no pudiera ver el movimiento que iba realizando la espada. Lo único que pudo ver fueron unas inscripciones en el filo de la espada, acompañadas de finas motas de polvo.

Giró por completo hacia él, soltó un tajo limpio arrebatando la cabeza del cuerpo.

La sangre volvió a hacerse presente y el cuerpo se desplomó sin vacilación alguna. La sangre salpicó al último de los bandidos que cayó presa de un instante de pánico.

Otra duda pensó e hizo un desplazamiento rápido.

En un instante de suerte, el bandido logró responder a tiempo para que ambas espadas se golpearan en un cruce de aceros,  del cual el limpio sonido, fruto de un choque entre filos, provocó un largo eco en el bosque. Pudo haber sido el comienzo de una batalla digna de ser recordada,  pero no estaban al mismo nivel.

Cruzó la mano por detrás de su espada,  para tomar luego por encima de la cruceta, la espada del contrario, que durante la misma acción dejó caer su espada. Jaló con fuerza ambas manos en sentidos contrarios. Su mandoble abrió fácilmente sus intestinos y acortó las distancias entre ellos. Jaló su mandoble hacia atrás y, sosteniendo la vieja espada de acero a la que se enfrentaba, dio un paso hacia adelante mientras daba una estocada dirigida hacia el corazón.

Cuando sintió el acero frío en su pecho fue cuando pudo darse cuenta de que estaba a punto de morir y solo entonces, por la desesperación de aquel momento pudo formular un balbuceo, apenas entendible, una pregunta de la cual no quería respuesta.




jueves, 5 de junio de 2014

¡LO FANTÁSTICO!






ESTE MES DE JUNIO ABRIMOS NUESTRAS MENTES Y CORAZONES A LO FANTÁSTICO , SALIENDO  DE LAS LEYES FÍSICAS Y ENTRANDO A UN SIN NÚMERO DE UNIVERSOS DONDE RETOZAN LOS MAS INCREÍBLES ARTIFICIOS DE LA CREACIÓN.

INVITAMOS DE NUEVA A CUENTA A TODOS LOS CREACIONISTAS A VACIAR SU IMAGINACIÓN EN LA PÁGINA Y NOS CUENTEN, EN FORMA DE RELATO, ALGUNA PARTE DE SU NOVELA QUE TRATE BIEN DE ESTOS TEMAS, POESÍA O EN EL GÉNERO QUE MAS OS APETEZCA QUE HAY EN EL JARDÍN DE SUS MANIFESTACIONES COSMOGÓNICAS.

COLABORACIONES AL CORREO DE SIEMPRE: elcreacionista_@hotmail.com

Y NO OLVIDEN SEGUIR  EL SENDERO INVISIBLE, EL CUAL ES PRECISO PARA DEJAR A LAS IDEAS VOLAR CON FLUIDEZ.

GRACIAS.

ATTE. EL CREACIONISTA ^_^ 



martes, 3 de junio de 2014

LOS CIRCUNSTANTES Y EL PUEBLO DEL TREN CONCRETO


El creacionista del día. - Tanichka Damianov



Los circunstantes 

La mujer feliz dice que es en lo que siempre pongo gran atención. Los circunstantes, parece ser un halago.

En realidad me siento verdaderamente pesada, no sé nada; la vela se consume, mojo mi dedo índice con cera liquida, cera caliente, escribo sobre el mantel blanco letras extrañas, incoherencias. Mientras tanto, Ililia “la tuerta” hace su aparición en el cielo, parece un fantasma, o más bien una aparición virginal. Tiene flores sobre su largo pelo negro, flores amarillas, flores marchitas, una túnica percudida cubre su cuerpo. Tiene cara de sufrimiento, como si cargara todo el sufrimiento del mundo sobre ella.



El pueblo del tren concreto



El sueño de la suciedad, de los retretes repletos de inmundicia; en el escape llego a un mundo diferente, casi surreal. Pueblo situado en un monte, las calles son antiguas, amplias. Veo gente pasar, la cotidianidad, sus vestidos color negro y melón.

Me acerco a la casa mayor, la casa castillo, los árboles ancianos me invitan a entrar, puedo ver las ruinas, subida justo arriba de esa barda clásica. Cuando de repente, el sonido de una melodía desvía mi primera curiosidad, la melodía es de una caja musical, el sonido se expande en todo el pueblo.

La música es misteriosa, acariciante, hipnotizante.

Se acerca el tren, el tren de concreto, el tren de bloques de piedra, altas torres circulantes color melón que transgreden las leyes de la realidad establecida.