Hay silencios que siempre esperan
detrás de las
barreras del sol
hay colores afrodisíacos colores andróginos
colores que apaciguan los dientes de la violencia
y está el rosa color cerdo
que salta de cama en cama sobre cuerpos lustrosos
Rosados cuerpos de hadas y los cerdos desleídos
que se emborronan por los marcos de las ventanas
en las cabeceras de las camas
en los burós como teléfonos descolgados
las botas bajo colchones y algunos dientes apenas
pizcando sueños en el aire angustiado
de las alucinadas hembras
que cantan de luz en luz
y parpadean apenas el oscuro trébol
en el que dejan los muslos
por si acaso.