El creacionista del día. Juan Flores G.
Sobre mi espalda encorvada
llevo la riqueza de demonios,
atragantándose de poder.
No puedo levantar el rostro
y mirar la faz del repugnante monstruo,
aquel que es dueño de mis sueños,
que grita mis defectos.
No comprendo la voluntad del creador,
¿someterme solamente por mi color?
Llueven migajas de seres que se ocultan en la mentira,
y se mofan entre relámpagos.
Mientras, yo sobrevivo, donde la tierra ha sido maldecida.
Mis ojos se cansaron,
mis arrugadas manos se debilitaron,
mis gritos de libertad,
sólo lamieron el suelo.
Esta tierra ha sido olvidada, condenada.
Pero tengo un refugio,
donde los rezos colapsan el tiempo,
suenan las campanas de nuestro templo,
y el incienso se funde con mi cuerpo.
Transmuto fuera de este mundo,
y en mis ojos tengo el futuro.
No todas las esperanzas están marchitas,
hay luciérnagas con luces infinitas,
revoloteando jóvenes aún,
disipando la oscuridad con la razón.
Antes de irme, tengo la ilusión,
de ver que sobre mi espalda,
valió la pena
cargar la tristeza y los sueños de México.