¿Dónde es aquella hora en que tu cuerpo caminaba por mi barba?
¿Aquellos días y el sol metido en tus pantalones de mezclilla?
¿dónde es?
¿Cuándo es la maravilla del roce de tu voz que gime tan pausadamente?
¿Ahí dentro entre tus pliegues de lechuza imaginada?
El día es sólo un templo vacío por falta de creyentes
Y la noche un hemiciclo a Juárez u algún otro monumento empolvado
¿de qué nos sirve el cuándo?
Los amantes callaron y las sábanas tomaron las calles
Todos desnudos habitantes del sueño y el grito
cae precipitado hacia la sombra
¿Era tu grito el ataúd para mi nombre?
Lo sabes pequeña
un relámpago nos regaló el estallar los vidrios de la calma
y fuimos caleidoscopio
esquirlas doradas en los párpados
Me aterra la pesadilla de los ángeles bienaventurados
y cómo me duele tu ausencia
Se que te amo
porque amanece