C

C

jueves, 16 de abril de 2015

Adicta a respirar

El creacionista del día. Agatha Cervantes






Siete de la tarde, el sol cae de borracho ante la etílica nube de humo que fuma la metrópoli.

Yo, no soy nada, trato de no ser nada, 
sin embargo, la imposibilidad del hambre me atraviesa la garganta.
Quedo quieta en un sueño mudo, sin escapatoria a 8 milímetros de mi piel. 
Comienza la marcha fúnebre del cigarrillo tras cigarrillo, tras cigarrillo, 
aquello va invadiéndome desde las ingles, pasando por la mariposa del estomago, 
para llegar a la ansia de mis ojos.

Me miro, no soy yo,
¿Quien soy? ¿De que trata el garabato que se cierne al pecho?

No aguanto mas.
La represa que contenía lo insaboro en mi alma, colapsa,
la boca sabe a chocolate, 
la lengua palpita chocolate, 
a gritos sin voz,  me voy haciendo pequeña.

Entierro mi dulce animalidad entre las cobijas,
suspiro, y mi boca dibuja un paréntesis en vertical, 
sigo respirando, respirando, respirando, 
azules lagrimas, lanzan el recordatorio al corazón:

Para mañana más rebanadas de aire por favor.