Carta encontrada en el departamento de policía de Maryland U.S.A
Febrero 2013
Esta misiva no es para ponerlos al tanto de mi existencia, tan solo me encontraba aburrido, voluptuosamente harto de la ridícula parafernalia en que se ha convertido en el mundo. He viajado demasiado, cosechado demasiadas caras, algunas se han echado a perder bajo la cornisa de una aflicción desconocida.
Esta noche me acurruco en un cuerpo, o dos, o en una cama con reptante aroma a muerte, después de un rato la calidez fingida, esta se ha marchado, pero quedo satisfecho; se puede decir en un modo mortal, que tengo la barriga llena.
Estas líneas son para el disfrute y entretenimiento de ustedes – en cuanto a pistas – o para informar lo que un veterano de guerra ha estado haciendo últimamente; en si la palabra veterano, no cabe en mi camisa de piel, ya que es demasiado vieja para suscitar un cambio tan radical, ya que desde hace tanto la bella atmósfera sanguínea de una mujer no me cubre por completo; instantes en Whitechapel, demasiada corrosión humana surcaba las calles, sin embargo era encantador por las noches.
Cercanos recuerdos, inquietantes sucesos. Todos y cada uno me acompañan, no quiero dar pie a controversias con esta carta, pero quiero, anhelo sobre manera, inquietar el ánimo de la gente, darles algo para hablar en sus aburridas charlas de café, con sus podridas quejas de siempre, y los mismos temas regurgitados en un envase de cerveza vació.
Seguro aún, todavía, se han de preguntar sobre mis experiencias de guerra, todas han sido hasta el momento contra la humanidad. Las horas en Vallejo California – muy a pesar de contener un alma tan helada - dulcificaron mi intelecto por algunos años; hace ya tiempo les deje un complejo mapa de mi pasatiempo favorito "Catch me". ¿Qué tan difícil puede ser tomar versículos de la biblia y tejer un incestuoso entramado mensaje? No tanto. Suspiro por los genios de Cambridge, una delicia polifónica un tanto gutural, para mis caprichos; al final decidí entregar a la policía, el adictivo misterio de mis códigos, ya que me pareció más reacia a hallar una prueba a priori sobre mis hobbies nocturnos.
Para despedirme, les comento, que la guerra – 2 – 1 – es un parque de diversiones, tanto para ustedes como para mí. La compilación de horror y ternura por la masacre es efectiva. La eternidad no te mata, el aburrimiento sí.
Hoy... no dejo evidencias, ustedes son la muestra de porque personas como yo, seguimos haciendo su vida más sugestiva.