Perfume entre tus manos,
la luz viva
del ojo
te incita a ungirlo
en mi palidez.
Anima difusa,
tan solo caricias que no percibo
en un lienzo quemado con cicatrices.
Sigo la parsimoniosa
resignación
del sueño.
*
Pálido resquicio del cielo que nos mira
o nosotros a él.
Soplo agrio en el muro,
ardoroso parpadeo
Nos miran bajo el imberbe azul
los desconocidos pájaros fugaces.
*
Con mis ojos y con tus ojos
la lluvia levanta sus cortinas
y el croar del negro sapo del tiempo
es silenciado.
Abro las pesadas hojas,
las lleno de estrellas,
oscilo en brazos confundidos.
Esa distancia
por la que ninguna luz puede cruzar.
*
Imperial constelación bajo la que hablo,
el trémulo respiro,
una sombra que comienza a reptar.
Son tus ojos,
es tu rostro en la hondura.
Nuestros vientres arrojados
contra el reloj.