"Hay que estudiar filosofía cuando ésta
no os hace falta. Cuando adivináis ya
que los asientos de vuestro comedor y la Vía Láctea
están relacionados de modo más estrecho
que los efectos y las causas, más que vosotros mismos
con vuestros familiares".
Intervención en la Sorbona. Joseph Brodsky
Yo leo intervención desde la Sorbona y él ronca.
Dice que entiende aunque yo sé que no,
dice que son cosas
intrascendentes.
El sabe de precisión matemática.
Números y cifras es lo que él expresa.
Termostática y dinámica,
cálculos de flujos y recontraflujos se van erigiendo
en los cimientos de una sociedad que avanza.
Tal vez esto es lo que en realidad importa,
lo que interesa.
Conjugar correctamente verbos
es más intrascendente que conjugar cifras.
Es impreciso citar a Dante o Virgilio
que hablar del índice Dow Jones.
Son más exactas las trasformadas Laplace
que los tratados de Jean Paul Sartre,
qué sé yo de mínimos y máximos derivándose,
contrapartidas en campanas de Gauss,
cifras y estadísticas que parten
la productividad de la improductividad.
Ciencias exactas que se desgajan,
que se ciernen y producen
bien a la humanidad.
Productividad que nos devora.
Nada más lejos que él exhorto a elevar
el espíritu, filosofía y arte que sirven de adorno.
Crítica social que espera versus tecnología
que avanza a pasos gigantescos
para devorarse lo último que queda
en esta era posmoderna: El vacío de toda humanidad.
Tal vez sea mejor preparar
un buen café, dormir
y amar
cuando se tienen todas las ganas
que llegar a los cincuenta
y meditar sobre poesía, ética y estética.