Dio principio la asamblea y un grillo vestido de toga y birrete verde que portaba en sus manos una libreta de buen espesor, comenzó diciendo: Aquí tenemos el listado de algunas de las acciones realizadas por nuestros muy distinguidos asistentes, esta larga lista contiene además las reglas o preceptos de comportamiento de la gran mayoría de ellos, y que al parecer han sido aplicadas a partir de la adopción de su nuevo dios, con aprobación desde luego de sus no menos distinguidos coterráneos.
Vemos como una gran cantidad de ustedes, ha procedido al estilo Judas, aquel que entregó al gran maestro en el momento justo y más adecuado; por eso todos los aquí presentes quisiéramos saber el motivo de su proceder y nos gustaría que en especial alguno de ustedes tomara la palabra y nos iluminara explicado el porqué de esta similitud de actitudes.
De inmediato algunos pidieron se les concediera la palabra, Siendo un tal Montecuzoma quien exigía ser uno de los primeros en hablar, y aduciendo ser el grillo de mayor antigüedad dijo:
— Yo entregué a mi pueblo porque sabía que el Dios que llegaba no era un Dios nuevo, sino que se trataba del mismo Quetzalcóatl, quien con una nueva identidad me reclamaba la razón de los sacrificios humanos.
En seguida hablaron los grandes representantes del clero y los militares, quienes más vehementemente defendían el precepto del dios nuevo, argumentaron que la nueva religión incluía ampliamente el concepto del sacrificio, al grado de justificar la entrega de redentores y caudillos a manera de purificación. Se distinguieron entre ellos los que entregaron al Padre de la Patria, al Siervo de la nación y al primer Emperador . Uno de los presentes al que llamaban “El Chacal” justificó su proceder en la entrega del Apóstol de la democracia y otros que por el mismo tenor estaban de acuerdo en la forma en que se dio muerte tanto al Centauro del Norte como al Caudillo del Sur, incluyendo a un tal “Barbas de Chivo” al que siguieron hasta un lugar llamado Tlaxcalantongo.
Pasaba el tiempo y los exponentes parecían no terminar, exigiéndole al moderador les otorgara la palabra. Finalmente hablaron de lugares como: Huitzilac, “La Bombilla”, Lomas Taurinas y otros lugares donde hubo sacrificios que ellos clasificaban como de purificación.
Por fin el grillo del birrete verde intervino, haciendo un resumen de lo expuesto por los participantes diciéndoles: Conforme los preceptos que rigen a esta nación de grillos, se concluye que todos ustedes, máximos representantes de este país, tienen la firme convicción de haber actuado en apego a las enseñanzas del Dios que actualmente es venerado por ustedes y el pueblo que los sigue. ¿Hay alguien que piense diferente? Se levanta el militar que en 1847 entregó medio país a los tartufos del norte y justificándose asimismo manifiesta:
— Creo que es correcta la conclusión a la que se ha llegado ya que el dios en el que actualmente confiamos y creemos, siempre ha estado de acuerdo con el proceder de todos nosotros, pues el mismo en una cena de gala, aprobó su propia entrega, al decir: “Porque este es mi cuerpo que será entregado por ustedes” Además de sentenciar en forma categórica: “Hagan esto en conmemoración mía”
Desde entonces en el país de los grillos , todo prócer que se jacte de cumplir con su nuevo dios y sus queridos grillos debe entregar un cuerpo en sacrificio, como lo hacían sus ancestros, es así como este hecho se convierte en algo sublime, sagrado y obligatorio, para cumplir con una sentencia divina.
Desde entonces en el país de los grillos , todo prócer que se jacte de cumplir con su nuevo dios y sus queridos grillos debe entregar un cuerpo en sacrificio, como lo hacían sus ancestros, es así como este hecho se convierte en algo sublime, sagrado y obligatorio, para cumplir con una sentencia divina.