El creacionista del día. - Tanichka Damianov
La mujer feliz dice que es en lo que siempre pongo gran atención. Los circunstantes, parece ser un halago.
En realidad me siento verdaderamente pesada, no sé nada; la vela se consume, mojo mi dedo índice con cera liquida, cera caliente, escribo sobre el mantel blanco letras extrañas, incoherencias. Mientras tanto, Ililia “la tuerta” hace su aparición en el cielo, parece un fantasma, o más bien una aparición virginal. Tiene flores sobre su largo pelo negro, flores amarillas, flores marchitas, una túnica percudida cubre su cuerpo. Tiene cara de sufrimiento, como si cargara todo el sufrimiento del mundo sobre ella.
El pueblo del tren concreto
El sueño de la suciedad, de los retretes repletos de inmundicia; en el escape llego a un mundo diferente, casi surreal. Pueblo situado en un monte, las calles son antiguas, amplias. Veo gente pasar, la cotidianidad, sus vestidos color negro y melón.
Me acerco a la casa mayor, la casa castillo, los árboles ancianos me invitan a entrar, puedo ver las ruinas, subida justo arriba de esa barda clásica. Cuando de repente, el sonido de una melodía desvía mi primera curiosidad, la melodía es de una caja musical, el sonido se expande en todo el pueblo.
La música es misteriosa, acariciante, hipnotizante.
Se acerca el tren, el tren de concreto, el tren de bloques de piedra, altas torres circulantes color melón que transgreden las leyes de la realidad establecida.
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