El creacionista del día. Laura Leyva (La Musa Negra)
Las manos airosas
Despedazan la piel del hombre que se volvió todo pan.
Miga a pájaro,
pájaro a cielo.
Así de pronta fue su existencia,
así de efímera la hogaza
que entre picos desconocidos
hallase ensalivado el fin.
El mar,
reflejo fiel, espejo interminable,
derrumbe de dolores, colores
pincelados al alba.
Y el viento náufrago sólo del tiempo mismo.
Yo me repito mil veces,
que se adquiere
la consistencia del esfuerzo mostrado en el trabajo
mientras suenan campanadas
honorables
al galope de la plaza
en la memoria de su vuelo.
Su camino escalinata y su ausencia
melodía del rocío, meridiano naciente,
cimbra de arcos de hormigón.
Hoy han llovido en la ciudad de México
trozos de panícula y centeno
y satisfechos pájaros, me han dicho que es él;
para recordarnos – sólo– su victoria blanda
que ha penetrado a las nubes y ha conseguido golpearnos desde arriba.
El alto hombre; es duro pan.
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