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miércoles, 30 de abril de 2014

Por las esquinas

El creacionista del día.  María Luisa Deles







El cuerpo de Inés descansa en mitad de la sala. Lo han tendido en el suelo sobre una alfombra de tierra extraída de su propio jardín.

La luz de los cirios ilumina un rostro surcado por innumerables arrugas. Así, bajo el siniestro reflejo del fuego, pareciera que unas han parido a las otras en un ridículo intento por darles proporción. Una mascada de seda azul rodea el óvalo de su cara para sostener la mandíbula. El largo cabello negro se reduce a unos cuantos mechones sin tono que caen en desorden sobre su frente. Los ojos cerrados seguramente han quedado vacíos sin el color ambarino de sus tardes al sol.

Vestida de luto es hermosa hasta lo imposible. Las piernas lánguidas, el torso en descanso y la piel de marfil. Los labios carnosos de su juventud están secos, y ahora, entreabiertos en una mueca sin sentido, se asemejan a dos gajos de mandarina olvidados en un plato. Alguien le colocó las manos en ademán de rezo para que sus dedos inertes puedan aprisionar el rosario de pétalos prensados de la Mamá Josefina, heredado de generación en generación.

Su breve cintura se pierde dentro de la camisa que le han comprado y los pies pequeños, que no pudieron acomodarse dentro de los zapatos viejos, se han quedado desnudos y rígidos emulando las manecillas de un reloj. Las voces vagan por las esquinas para esconderse y el silencio se impregna en las puertas abiertas. No hay una luz artificial que se prenda a una mirada o a un suspiro.

La gata escapa del sillón en que dormitaba para meterse bajo la cama del cuarto desocupado. Desde su escondite atisba el frenesí de abandono en que se han convertido la mitad de las vidas que dan vuelta en el salón. La música de afuera es apenas un sonsonete que no logra atrapar a nadie. El llanto pesa, las horas se pierden en un ir y venir en círculos que no tiene para cuando acabar. 



viernes, 25 de abril de 2014

Y EN EL SILENCIO, TE ENCUENTRO.

El creacionista del día.  Miguel Ángel Crespo Jiménez




















Apenas habían pasado cinco minutos desde que aquel muchacho de mirada olivácea había entrado a la biblioteca. Parecía no buscar nada en concreto mientras sus nerviosas pupilas se movían de un lado a otro resiguiendo las estanterías dedicadas a las novelas de aventura. Un gran cartel en la puerta rogaba silencio en todo el edificio, así como las pequeñas señales que se encontraban situadas en otros puntos de las diferentes plantas de la gran biblioteca. Allí, entre las estanterías donde corsarios, guerreros antiguos y nobles caballeros eran los protagonistas se vieron por primera vez. Héctor, que así se llamaba ese joven, descubrió concentrada en su lectura a una bella muchacha de ojos color miel y larga melena castaña. El chico la contempló durante unos segundos, sonrió, y se volvió para acabar de decidirse por un libro. “Demasiado perfecta para mí; sería inútil acercarme a ella”, pensó. Mientras, Ángela, la chica con la que Héctor había soñado despierto hacía unos segundos alzó la cabeza para descubrir al muchacho. Lo contempló durante unos segundos, sonrió, y pensó: “Demasiado perfecto para mí; sería inútil acercarme a él”. 

Héctor y Ángela coincidían habitualmente en esa biblioteca, y aunque nunca llegaron a encontrarse, en el silencio, se amaron sin saberlo.


miércoles, 23 de abril de 2014

Ruidosa Soledad



El creacionista del día.  Aikas  (Gerardo González Vázquez)







Juan recordó entonces a un viejo maestro de alguna clase cuyas enseñanzas, seguramente, ya habían quedado en el olvido. Su mente lo citó en aquél momento de amargura: “puede que no esté todo en silencio y se sientan más solos, porque el silencio solo es la ausencia del sonido y nada más.”

En ese momento le pareció un disparate de un viejo profesor, posiblemente pasaba por un divorcio o había estado toda su vida solo. Quizá se había deprimido en aquél momento.

Juan nunca traspasó la barrera entre lo estrictamente académico y lo personal. Posiblemente había soñado con la maestra de sociales, pero eso le había pasado a casi todo el salón. El recuerdo lo hizo sonreír. Nunca en todo ese tiempo, prestó atención a la vida personal de sus profesores, nada de chismes ni comentarios de otras clases.




El ruido era abrumador, había ruido por todas partes. Las mismas pláticas que tenían en la oficina pero a mayor volumen, mayor intensidad y sin el temor de que se cruzaran con los oídos del jefe. Y sin embargo se sentía solo.

“…solo es la ausencia del sonido y nada más.”

Soledad.

Se sentía solo desde que había comenzado a trabajar en lo que dejaba dinero y no en lo que quería, desde que había dejado ir al amor de su vida no porque él así lo deseara sino porque ella así lo quiso, porque era lo mejor. Siendo honesto consigo mismo, se sentía solo desde que su vida se había comenzado a ir al carajo.

Se excusó amablemente de sus compañeros bajo pretexto de salir a tomar aire. Salió del departamento y cerró la puerta. El sonido de la fiesta se fue ahogando tras las paredes, las puertas y las escaleras que iba dejando atrás. Escalón a escalón, el sonido se escuchaba lejano. En algún piso escuchó un bebe llorar y en algún otro los gemidos de una pareja rebosante de amor. Nada lo hizo parar, nada lo detuvo hasta salir de los departamentos. Cruzó la puerta con desesperación y al salir a la calle se detuvo a respirar con fuerza.

“... ausencia del sonido y nada más.”

Comenzó a caminar por la acera. El silencio se acercaba y se alejaba. Una sirena a lo lejos, el ladrido de un perro, un corredor con audífonos pasó por la acera de enfrente. La música zumbó y pasó de largo. Comenzó a correr, quería alejarse, quería huir.

“…y nada más.”

Las lágrimas salieron de sus ojos. No se detuvo, mientras salieran, dobló en una calle, luego en otra y al final en medio de un parque se tiró de rodillas. En un instante de silencio lloró. Lloró con fuerza y con un grito silencioso en el que expresaba el desgarrador dolor que sentía en su alma. El ruido, el bullicio lo habían hecho sentirse más solo de lo que hubiera debido, lo hundían sin darse cuenta, lo hundían con supuestas buenas intenciones. Los “lo siento”, el “animo sigue adelante” y el “es lo mejor”, todas aquellas palabras de aliento público habían sido como puñaladas traicioneras que lo hundían más y más.

Fue la calma y el silencio quienes lo hicieron despertar. No estaba solo, había muchas personas allá afuera que seguramente lloraban en silencio absoluto, que se escondían entre la gente para no demostrar su verdadera soledad, su verdadero llanto, sus verdaderas intenciones. Era en el silencio cuando apreciaba que la soledad no es una representación de la tristeza sino que puede ser la mayor representación de sentirse bien con uno mismo.




lunes, 21 de abril de 2014

SOLO


El creacionista del día.  Aleqs Garrigóz







Como gaviota herida que la bandada deja atrás.
Como barco fantasma a la deriva
que nunca alcanzará el horizonte.
Como un faro sin luz a medio derruir que en un islote ignoto
recibe la atroz embestida de las olas.
Como el océano ahogado en sí mismo.

Como el silencio.

viernes, 18 de abril de 2014

El silencio rasga la noche ...



El creacionista del día . Juan Marcos Chávez Cajiga.






El silencio rasga la noche, 

desgarra el día rompe el vacío, enciende la ira quema por dentro, 
por fuera, en rededor.

El silencio ofende, maldice, irrita es cobarde, 
se agacha, se justifica murmulla, habla grita.

El silencio hiere el silencio de los hombres, de las mujeres el silencio de los idos,
de los mudos el silencio el de los muertos,
de los vivos el silencio de la carne, 
del espíritu el silencio de las palabras, de los libros el silencio del desierto, 
del cielo el silencio tuyo, el silencio mío.

¡Escupe una palabra! ¡Defeca una maldición! 
Calla veinte y cuatro horas más, eternamente boca sin luz, rostro sin eco cuerpo sin entrañas, ente sin cauda acéfalo ser.



jueves, 10 de abril de 2014

ABRIL DE SOLEDAD Y SILENCIOS



https://www.youtube.com/watch?v=4zLfCnGVeL4



Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo.


Ludwig van Beethoven



El mes de Abril se abre ante lo que guardan los silencios y la soledad, porque en estos parámetros el creador llega a gestar sobre la escritura el don de imaginar universos. Invitamos a todos nuestros Creacionistas a que nos cuenten que es lo que subyace dentro de la soledad y sus silencios, seguro que hay miles de historias, emociones, sentimientos y expresiones  en cada autor esperando ser descubiertas . Anímense y compartan con nosotros en este, su  espacio hecho únicamente para el arte libre. 

Esperamos sus colaboraciones al correo de siempre : elcreacionista_@hotmail.com

Atte. El Creacionista - Digital. ^_^ 


martes, 8 de abril de 2014

A SOLAS TE SIENTO

El creacionista del día. Miguel Ángel Crespo Jiménez.





Anoche volví a encontrármela. Estaba tan bella. A pesar de la distancia podía notar su fragancia, delicada y elegante como su naturaleza. Me acerqué despacio, cincelando en la retina cada rincón de su divino cuerpo, oasis para mis gozosos ojos. Su seductora piel, suave y firme a la vez, hacía vibrar mi corazón cada vez que la rozaban mis dedos. Su larga melena áurea iluminaba todo el lugar, y en su brillante mirada no existía ni el tiempo ni el dolor. Nos fundimos en un pasional beso, sin importarnos nada ni nadie; en ese instante solo éramos dos almas unidas por el destino. Después nos miramos, y ella me dijo que tenía que marcharme. Yo no quería dejarla, pero ella me acarició dulcemente la mejilla y me dijo que volveríamos a vernos, que cada noche estaríamos juntos en este lugar. Luego, desapareció en la lejanía.


Fue entonces cuando desperté y la busqué a mi lado, pero ella no estaba allí. Desde entonces cada noche ansío volver a verla, sentir cada caricia, cada beso, el aroma de su piel….; y aunque sé que solo es un sueño, parece tan real.



viernes, 4 de abril de 2014

OPEN LOVE



El creacionista del día. Alma Carbajal Guzmán.


El día se cerró en un abrazo junto entre llamas y hielo, ambas sintieron la muerte con el temblar en las rodillas, pero ninguna quiso despegarse hasta que los latidos del corazón se desaceleraran por la agonía del encuentro. Ojos, boca y pensamiento se abrieron cuando la noche se dilató suspirando luminosidad. Mucho tiempo fue lo que duraron los bocetos de la pasión entre ellas, en tanto, se daban cuenta de lo distintas que eran de los demás, tenían la palabra esperanza reflejada en las pupilas y la piel repartía un mensaje a susurros : "Soy tuya, solo tuya... por lo menos en estas horas oscuras".