(Glosophaga soricina, Desmodus rotundus)
Látigo del atardecer, murmullo nocturno,
el silencio habitando el rumor de las grutas.
Consumidor de los sabores que despunta el universo.
Maquinaria silente recorriendo el aire
ofrece el aroma de las frutas;
la pestilente sangre latiendo dentro de la yugular de los cervatos.
Conquistador de ceremonias sanguinarias,
recolector cargado de polen,
acarreador de vida selva a selva.
Nocturno habitas
la oscura,
dibujas el miedo de las pesadillas humanas.
Los comercios de la carne te persiguen,
y es destino la hibernación de la calumnia.
Todo el poder colgado a tus membranas,
agitar el aire de la confabulación incierta;
despertar los colmillos y la mirada
que atraviesa el párpado silente de luz.
Cada eco recibido en el crepúsculo
el pretexto de dibujar los círculos al vuelo.
Despertar de las mentiras en el radar ennegrecido que apuntala el tiempo.
Retornar a las cavernas,
habitante silencioso de las grutas.
Ante la inevitable persecución lumínica,
cruzas los brazos envolviéndote en el sueño, lejano al sol.
para Javier Sosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario