El creacionista del día. Nicholas Gutiérrez Pulido
El agente Treznor corrió tras el asesino que salía de la casa para aventurarse en la nieve. Una vez afuera apuntó su arma, gritando - ¡Alto! ¡FBI! - al sospechoso, quien, al escuchar la orden, se volvió con el cuchillo en la mano derecha a fin de atacarlo. Un eco llenó las calles del vecindario. La nieve se llenó de escarlata y la gélida atmósfera registraba una última exhalación. Entonces Treznor avanzó al cuerpo de barba blanca y traje rojo que yacía en el suelo. Sus compañeros lo rodearon al mismo tiempo que enfundaban las armas. La agente O´Bannon pidió una ambulancia, aunque todos sabían que ya era inútil. Podían descansar tranquilos, un difícil caso había sido resuelto. El asesino de Nochebuena, que había cobrado quince vidas, fue finalmente detenido. Tuvieron que pasar tres años de pesquisas, para que los miembros de la Unidad de Análisis Conductual del FBI dieran con el criminal. Era un caso más de asesino en serie que se cerraba. Esta vez vestido de Santa Claus. Mientras Treznor contemplaba su rostro reflejado en la escarcha de una ventana, un rumor de cascabeles lleno el ambiente. Los agentes miraron al cielo. Y un trineo, sin conductor, cruzaba el cielo jalado por siete renos bajo la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario