La primera vez que vi a mi abuelito fue cuando tenia 5 años, era de noche y el estaba frente a la ofrenda que ponen mis padres para día de muertos, yo no sabía quien era entonces y se lo pregunté, me respondió que era el padre de mi padre, mi abuelo; quise saber que hacia tan tarde despierto y me dijo que él ya no duerme más, le contesté que eso era extraño porque yo podía dormir toda la noche aún con el ruido que hacia mi tanque de oxígeno, él sonrió tiernamente y puso su mano en mi cabeza para despeinarme un poco, parecía una persona agradable; me contó un poco sobre él y sobre como era la vida años antes, de como también fue niño y salía a jugar a la calle con sus hermanitos, de las travesuras que hizo en la escuela a sus maestros, de como conoció a mi abuela y como le llevaba serenata para enamorarla, de mi padre cuando nació, él también fue un niño muy travieso me dijo, y que una vez se encerró casi todo un día en su cuarto sin comer porque no quería que lo inyectaran, también me contó de como se alegró al verlo de la mano de mi madre y ver en ellos esa chispa que vio en los ojos de la abuela por tantos años, eso era amor.
Platicamos por largo rato y me pidió de favor que no le dijera a nadie que nos había visitado y así el podría venir todos los años a verme, le pregunte donde vivía y solo me dijo que en un lugar cálido y confortable.
Me contó varias historias más hasta que me quede dormido a sus pies que sentí algo fríos.
Ya pasaron 6 años de eso y mi abuelo siempre me visitaba en esos días de noviembre, aunque creí que ahora no lo vería porque en el hospital escuché al doctor decirle a mis padres que no podría estar en casa a tiempo, lo extraño, extraño sus historias, su gentileza, su cariño y su serenidad.
Hoy ya no estoy en el hospital y platico con mi abuelo frente a la ofrenda, me gusta mucho estar con él y oír sus historias pero no me gusta ver a mis padres tristes, yo estoy bien y era cierto lo que dijo mi abuelo, ese lugar es cálido y confortable.
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