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Un insomnio que desdobla al orificio poblado de vellos y retiene al sujeto en sobredosis de espacios penumbrosos. De esta símil manera se situaba Croshet, mojado por hormigas que iban y venían sobre su cuerpo lechoso. Si las camas sirven de uso para equilibrar los cuerpos, a este hombre le sucedía todo lo contrario.
La noche se apagó con el matiz opaco, savia de freno para la inocuidad humana, y el aire optaba cuerpos a quienes refrescar y enfriar las gotas de humedad. Croshet manifestó en ciertos días que devendría en demencia si algún divino no reaparecía, estaba cansado de sus nombramientos. Y a partir de esa infectada espera, los cabellos crecieron y la barba se derramo hasta el pecho. Varias moscas se hospedaban por encima de su falta de aseo. Aún, a él eso no le era severo, todo lo anormal presentado ante sus ojos, surgía como nueva cosa de la cotidianidad. Hasta las malas miradas de la sociedad- Es raro, ¿No? últimamente no me agrada nadie - enrarecidamente Croshet, le contaba a su hermana.
Tan confundo el maniático , no estaba. Recientemente todos hemos aprendido a querernos menos, intrusión acechada por el individualismo - Me miras raro Nidia ¿Qué te pasa? Te molesta que sea otro, y no el paciente de siempre. Su hermana atónita no respondió, frotó su muslo y dijo: Me voy. Ninguna despedida lo hostigaba, él era cuerpo, sin dudas, pero una consciencia en mortandad- Uno se acostumbra a la niebla, es así, no hay forma de esquivarla, de veras amigo, debes ir a un psiquiatra. No estás bien - con cierto asombro le recomendó su amigo Justhan. Un amigo, de esos que aparecen en el bar y mueren ahí.
-No existe vuelta atrás - Decía Croshet para su adentros - Estamos acá, y es lo que se debe afrontar. Sí volvemos terminamos por suicidarnos-. Para caminar no era bueno y peor cuando hablaba. Croshet, era uno de esos individuos que la sociedad no reconoce. Las enormes cejas y los pequeños pelos que sobresalían de su nariz, espantaban a más de una mujer -Hola, hermosa ¿Cómo estás? dijo con una voz ronca. La mujer lo reconoció inmediatamente, lo miró detallándole el rostro y le dijo: Es la primera vez que un hombre me dice hermosa. Muchos no aceptan nuestra sexualidad. Croshet, bajo la mirada y rumbo para su casa, una botella de vino le hablaría de lo duro que es vivir.
me alegra que publiques...
ResponderEliminarGracias, Dante. Espero, poder hacer mi primer libro. Y en está página hace meses que escribo. Abrazo, compañero.
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