2DO. ACTO
Una palabra basto para reencontrarme con mi lado
agresivo- mexicano y esa fue: tequila.
Solo recuerdo que la nombre así al haberla besado; envueltos en el mar de agave
que provocaba su boca, se contoneaba en un mal verso, mal puesto entre mis
dientes, pero contuve las ganas y cerré mi bragueta.
La sala se descosía en desorden; puse el
reproductor y le pedí que se quitara la ropa al ritmo de la música; embelesada
en sus impulsos se puso a clavarme miradas, durante el proceso, que yo describiría yonkie monkey sobre una carretera curva; veía y más quería
zampármela de un chingadazo. Sonaba paranoid
android y se fue quitando el sostén, dejando al aire sus inquisitivos
pezones, que destilaban una incierta esencia a durazno; retorciéndose se fue
hasta el piso, no pude hablar, así que hice un movimiento involuntario con
el cuello de izquierda a derecha y trono,
como si algo en mi cabeza comenzara a cuajarse de hastió, cuando la canción
llego a la frase Why don't you remember my name? le tome del cuello, y ejercí presión
, nada pasaba, fijaba la vista a mi alrededor y todo era una página en blanco; un blanco que mis ojos no soportaron y lo peor
es que el fiambre al que le retorcía con gran pasión, solo pude verlo como una
estrepitosa masa con dientes surcando los contornos de ese cuerpo amorfo; una
de aquella esa fila de numerosos dientes
me mordió, no importo, apreté aunque se resistiera como pescado, olía a pescado, pensé ‘ ¿estoy
en mar? ’, ‘Qué diantres’ y proseguí a dejar inmóvil a la bascosidad. Luego, la realidad volvió a mí de sopetón, pose mis
nalgas en el sofá y subí de inmediato los pies, no quería pisar la sangre, su
consistencia me dieron ganas de ir a vomitar, así que dé un salto corrí al baño
y si lo hice, vomite; regrese con la banalidad regada en el piso y con
trapeador en mano, pero antes shhhhhh
Antes de recoger al individuo femino – masculino,
dispuse a ponerme un impermeable y tomándolo o tomándola en brazos, le dije a
sus dos grandes ojos de serpiente – ¡Que fiasco! – y la deje fermentando en la tina; en el agua ya
sanguinolenta puse un cuchillo de carnicero entre sus piernas; un entorno que perfecto
en el que se dejaba destilar su apatía y prepotencia. Saque mi celular del
bolsillo derecho y tome la foto –Gorgeus–
me dije con insolencia.
Encendí un cigarrillo; no me coloque, así que lo
derroche y apague en la frente de Lucia; en fin ya no sentía nada, ni ella, ni
él , ni yo, lo único que lamente es que la hermosa peluca rubia que traía
puesta se echara a perder con toda la acción antes compuesta, en verdad parecía
real, que desperdicio. Registre su bolso y termine de tapizar con sus identificaciones,
el ultimo recuadro de 20 por 20 de la pared de la habitación, yo la llamaba: the room of the lost
El cuarto era pequeño, sin muebles, en el ángulo que
daba a la única ventana existente se hallaba una silla, nada especial, cuatro
patas, solida , madera de roble; alguna vez la puse ahí con el propósito de
halarla, haciendo que mis muñecos se ahorcaran por sí mismos, nunca paso;
sofocar es todo un arte, por lo pronto a lo de halar quería tomar la increpante
posición de Ringo Star en la película Yellow Submarine, sin mal no recuerdo, decía
: “lo siento, estoy hecho para jalar”; obviamente yo solo había nacido para
jalar faldas o calzones con toneladas de prontitud
Por fin con el tapiz terminado regrese a trapear
la mugre rojiza de la sala, olía muy fuerte a tequila, lo que provoco me dieran
ganas de darle un trago a la botella que descansaba en la mesita; la lámpara iluminaba
el ensortijante liquido, por fin María había hecho click dentro de mi cerebro,
sentía como palpitaba su séptica mortal, dándome esos ligeros clicks tipo ratón
de computadora; bebí y no me di cuenta de la adulteración de la botella hasta
que pase a un estado de apoplejía mental a otro en el que comencé a vomitar ( a
lo que yo veía) pasto, parecía perro después de pastar y revolcarse, pero yo
completamente opuesto me revolqué y despaste , después de eso baile como perro
, porque a cucharadas soperas me tome todo el Melox de la alacena. Quede
recostado medio exhausto , medio consiente; con los ojos entre cerrados vi como
entraba por la puerta el yonkie Raul, que me dio una patada tanteándome como a un muerto
y dijo
-
Esta borracho y sigue vivo.
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