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miércoles, 25 de febrero de 2015

MÁSCARA DE SEDA NEGRA - INSPIRACIÓN OCULTA TRAS LA LETRA DEL ESCRITOR






 Cuando la necesidad nos arranca palabras sinceras, cae la máscara y aparece el hombre.

Lucrecio.


MARZO ABRE LA INQUIETUD DEL CREADOR, EN DONDE LA MÁSCARA DE LA EXPRESIÓN ESCRITA NACE, PARA DARLE  MATICES  EN DONDE LA LIBERTAD DEL ESCRITOR BURDO, OSCURO, SEA LIBERADO A PESAR DE LA CONFUSA REPERCUSIÓN  DE MÁSCARAS QUE ENTRAN EN SU  REALIDAD.



ES POR ESO QUE LES INVITAMOS A UNIRSE A LA TEMÁTICA DE ESTE MES, EN LA CUAL EL TALENTO DEL CREADOR SE PRECIPITARÁ A LA CATARSIS POR MÁS DUDOSO QUE SEA LO QUE HAY DEBAJO DE LA MÁSCARA, LA ESCRITURA ACTUARÁ SOBRE EL ALMA DEL LECTOR COMO UNA CARICIA QUE RENGLÓN A RENGLÓN LO INVITARÁ A UNIRSE AL PERSONAJE EN LA PIEL MISMA DE SUS CONFLICTOS Y EMOCIONES.

ESPERAMOS CORDIALMENTE SUS COLABORACIONES PORQUE ESTE ESPACIO ES ÚNICO GRACIAS A USTEDES. LES DEJAMOS EL CORREO DE SIEMPRE, EL CUAL TAMBIÉN ESTA ABIERTO A DUDAS Y OPINIONES: elcreacionista_@hotmail.com



GRACIAS.

EL CREACIONISTA



miércoles, 18 de febrero de 2015

Anhelo errado

El creacionista del día. Alma Carbajal G.




Pelo ceniza, voz frágil, estupidez extrema a pesar de los años que vuelan por las lineas invisibles de tu frente. Si,  fue aquella vez, el sol no te daba de lado, todo lo contrario, el transparente velo de la piel dejo ver las lagrimas que alguna vez lloraron en lívidas cicatrices, y  pensé  - no estoy viendo una fantasmagórica sucesión de reflejos, no, ya es tarde.

Las horas se convirtieron en hielo granizado, porque eso sucedió cuando sonreíste, esa paria manera de adjuntar  tu disgusto y el instinto en donde se resarce la contrariedad de los géneros equivalentes,  en fin, llegué a la conclusión que me lo había buscado.  Ese día, mi rumiante barriga eligió pasar por un frappé para endulzar la extenuante adicción, o embotar a la sentimental resaca que se pega sin querer, al zapato de mis condolencias a inicios de año, mi fijación de darle antojo a mi yo sin precauciones,  él mismo desnudo del cerebro hasta las clavículas, por ella, eso, sin embargo, desnebulizó las brunas ideas al caer la noche.

Ahí nos enfrentamos. Tú, lamías la estampilla láctea de un capuccino a medias de extra hot. Yo, no dejaba de zambullirme en la idea de probar el anís de tus labios. Al cabo de dos horas decidimos quedarnos con el recuerdo de un retrato nunca acabado. Te vi salir de la mano con un hombre que llevaba pantalones de brinca edades, demasiado cortos para tu inocente experiencia, la cual sospecho por la falda azul, se deslizaba a  mareas de idas y venidas por tus ingles, y he sido culpable de tan  dulce indulto, pero con quien te has ido de la mano, suspirará sobre tu nube y se deleitara de tu lluvia, una tormenta que sin duda lleva mi nombre.


Otro amanecer alza el telón.  He vuelto a una hora cualquiera, he vestido mi cuerpo de pálida luna y exquisito negro, porque estoy segura que el acercamiento a ese instante, en donde nunca te conocí, ha muerto.

¿Y la esperanza?

Es abstracta, e irreal, su existencia se basa en un espejismo a dos rostros, para quien todavía cree
en su existencia.


viernes, 13 de febrero de 2015

Nota roja : Muere infame Febrero

El creacionista del día. Nicola Capponi






La invisible intemperancia de la fantasía, teje minucias de realidad en el continuidad del alma.
 N.C.
19/02/2009

La muerte nunca pareció para mis adentros algo de que preocuparme hasta esa noche. Me encontraba solo en un bar, trataba de beberme de un solo trago todas mis aflicciones. Era 14 de Febrero y con  arrojo, quería  dejar todas las incipencias del amor en el etílico ámbar de la botella de whisky.

Música y fanfarronería barata se deslizaban por la barra y las mesas del lugar. Decidí entonces pasar las insípidas horas evadiendo el revulsivo romanticismo que se atoraba en mi garganta. Eran cerca de las 2 de la mañana, fue ahí que sentí precipitarse sobre mi nuca una molesta cosquilla. Di la vuelta sobre el asiento y la inhóspita mirada de una joven se posaba sobre mi, escudriñando toda mi figura. A pesar de ser atractiva a mi vista, no mostré interés y regrese a la irreflexión del alcohol.

El cálido refugio de la borrachera hacia mella en mi estado de animo, salí para que el aire  despejara mi sentir del abrigo enervante de los tragos. El frio portaba afiladas ráfagas que provocaron que encendiera un cigarrillo. En  medio del  instante en que daba una profunda calada, al tiempo que me robaban el  mágico hálito del tabaco, un beso salio sorpresivamente al paso, por poco me ahogo.

Aquella mujer que llevaba ya rato observándome, quería llevar a cabo la meseta de un cuento iniciado entre sus labios. Llegamos al hotel en donde la atmósfera repetía una y otra vez : sexo rebajado y caricias de ocasión.  A la mañana siguiente desperté zombimente en sabanas revueltas por la decepción y sin ella. Un reloj en forma de gato chino daba las 12 a maullidos lastimosos.

 No recordaba nada, excepto las manos, las pálidas manos de esa mujer y en la muñeca izquierda, reptando en relieve y con discrepancia tras la cortina traslucida de su piel, una serpiente.

Traté de hacer un esfuerzo por acordarme del arpegio de nuestro esfuerzo físico, no sucedió hasta que no bebí una taza de expresso  y así mientras ojeaba el periódico una noticia  en particular removió la noche anterior,  mi cerebro daba flashes entre ignorancia y fantasía, vino a mi  su corta  y lacia cabellera negra, su cara, la cadavérica silueta de su frágil cuerpo, los gemidos que no encajaban a ninguna melodía conocida en tantas andanzas mías sobre otras mujeres. No hallaba comparación y luego el beso final, en el que todo se oscureció, inclusive hasta mi juicio. De pronto un retortijón y ganas de vomitar punzaron mi estomago. Dirigí mis pasos al sanitario, vomité y  con desesperación  lavé mi cara, esperando que todo el torbellino de recuerdos se fuera tras de si con el fluir del agua. Un picor comenzó a desperezarse en mi cuello, revise con prontitud la causa en el espejo, no podía creer lo que el reflejo mostraba, tenía dos heridas encendidas, del mismo tamaño ¿Colmillos? No, claro que no. Esa reticente "imposibilidad" cruzó por mi pensamiento toda la tarde, eso y la noticia que despabilo el recuerdo: Una mujer fue brutalmente degollada en el barrio de Sta Germain. No hubo señales de que se tratara de un robo, hay hipótesis que sustentan que el crimen pudo ser cometido por un asesino serial. Podría haber leído esa noticia sin importancia como cualquier día, pero la foto revelaba el único recuerdo que se arrastraba en mi mente sin dar tregua, el tatuaje en su muñeca.


Con la palabra imposible balanceándose contra mi razón, llegué a casa. La idea de que pudiera tratarse de un ser excepcional no me abandonaba del todo. Quise acostarme para alivianar la cruda que aún retozaba sobre mis rodillas. El amor no existe, al igual que esa mujer es un invento cruel para jugar con los ánimos de un hombre exasperado de la misma mierda romántica.

Estaba a punto de dormirme cuando tocaron a la puerta. Las conjeturas de lo leído, sentido y razonado se agolparon contra mi pecho. Debería dejar que tocaran hasta que se vayan - pensé. En el corazón se  iban restando los absurdos de esta situación y mi pensamiento erigía escenas sin sentido.  Carne picada - dije para mi mismo - solo soy carne picada. La sudoración embistió mis latidos y reuní todo el valor que sostenía mi patética existencia. Aproximé mi ojo a la mirilla y la superstición se quedo bajo las plantas de mis pies, vi el símbolo de lo utópico, en donde la imaginación del humano supera la reciclada realidad en que vivimos, el regocijo de mis disertaciones, una tinta serpiente.





viernes, 6 de febrero de 2015

El Hartazgo del Escritor

El creacionista del día. Nicola Capponi 



( a quien le ajuste los términos de este poema bien o mal poco me va )



Miradas que observan obscenas la desnudez de los días.

El escritor impone juicio, placer e inutilidad, 
en el vació incierto de las personas
es un profeta estratego,
 inventa símbolos,
alegorías,
 en las mascaras que transitan noche tras noche en la rutina.


Con la garganta llena de cinismo, y en palabra o lengua, 
arroja el veneno que le carcome dentro
en el eterno blanco devenir del papel,
donde la vida traza una ligera linea,
para que la inutilidad de quien escribe,
no sea una parafernalia de pomposidad vana.

Al final, las glorias de su poca o mucha trayectoria
se las llevan los lectores y sus emociones, 
porqué es ahí donde reside la autenticidad del alma de un creador.