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martes, 26 de agosto de 2014

Tú en el cine

El creacionista del día.  Gerardo Gonzàlez - Aikas. 



Tú creías que tenías posibilidad alguna, creías que aquellas horas de pláticas interminables podrían significar algo. Algunas palabras de cariño habían quedado grabadas en tu memoria. Por algunos instantes creíste estar enamorado.

¿Y esa era la razón por la que le invitaste al cine en aquella ocasión, cierto? Si, en tu infinito creer te engañaste a ti mismo pensando que eras su persona importante, le invitaste al cine, le pediste una cita. ¡Qué valiente!

Todo parecía ir de maravilla, había aceptado. ¡Ella había aceptado!

¿Tu mundo era perfecto, verdad?, ¡Hasta pensaste en que podrían ser novios!

¿Qué le digo? / ¿Qué me dirá? / ¿Qué película veremos? / ¿Y si no la vemos y quiere estar a solas conmigo? / ¿Cómo le llego? / ¿Qué me pongo par a ir? Tus pensamientos estaban inundados de suposiciones y expectativas que te hacían pensar que ella estaba locamente enamorada de ti. Ciertamente tu alegría era infinita, podría ser que por fin sabrías lo que sería un beso. Sí, no te sonrojes. Pensaste claramente que aquella tarde, dentro de una sala de cine, podrías tener tu primer beso.

La verdad es que me has gustado desde que te vi (eso suena muy común) / Siempre he estado enamorado de ti (demasiado romántico) / ¿Quieres ser mi novia? (Muy directo y sencillo). Hablabas contigo mismo y tus pensamientos te corregían a cada instante. Al final mandaste todo a la chingada y decidiste dejar que los eventos fueran sucediendo casualmente, como en una película, como en la película que vivirían aquella noche.



Llegaste con quince minutos de anticipación, claramente le ibas a decir que acababas de llegar unos minutos antes que ella, no podías hacerle sentir mal. Te veías tan cómico revisando tu reloj casi cada minuto, hasta que por fin llegó la hora, a pesar de los nervios y la ansiedad, esperaste con la mirada fija en el horizonte, evitando ver tu reloj a cada instante. Pero cuando creíste pertinente, jalaste la manga de tu sudadera y viste tu reloj, ya se atrasó por cinco minutos.

¿Le pregunto si está bien? (No, muy apresurado) / Pero, ¿Y si en verdad le pasó algo? (No, tranquilo, son solo cinco minutos; podría ser simplemente que se atrasó sin darse cuenta) / Cierto, es muy despistada, ¿Pero que me pasa? (Seguro estás enamorado). Tu mente estaba entrando en crisis, te calmaste cuando al ver la cartelera, notaste que aún faltaba media hora para las opciones que traías como películas.



A los veinte minutos decidiste enviarle un mensaje: “Hola, voy llegando, perdona la tardanza, no te veo.” Claro, esa era la mejor manera, parecería que llegaste tarde tú y no ella, todo saldría de maravilla, guardaste tu celular y esperaste su respuesta. La sensación de la vibración en tu pantalón te hizo sacar el celular del mismo y al ver que era el mensaje de ella, sentiste un alivio momentáneo que terminó por esfumarse cuando leíste aquél mensaje:

“Lo siento. No podré llegar.”

Te quedaste helado a escasos pasos de la fila de la taquilla. No sabías que hacer, tú mente estaba en blanco. Tanto plan, tanto guion, tanto todo… las cosas se habían ido al diablo.

“Ok, ¡Cuídate!”

Guardaste el celular y pensaste tantas cosas que serían demasiadas para detallarlas. Al final, lo que decidiste fue entrar al cine. Te formaste, pagaste un solo boleto y no compraste palomitas. Al final, la sala hubiera sido perfecta, casi no había gente. Así que te sentaste justo en medio, donde tenías la mejor visibilidad de la pantalla, ese lugar que te permitiera olvidarte que estabas solo, en una sala medio vacía un martes por la tarde-noche (además de haber sido plantado).



Al terminar la función, una especie de alivio te invadió completamente. La película había sido excelente.



martes, 19 de agosto de 2014

EL CINE PORNO

El creacionista del día.  Aleqs Garrigóz







El cine porno está entre dos calles lóbregas

que la gente transita apresuradamente,

donde los borrachos duermen sobre las aceras.



Es como cualquier otro cine: oscuro.

Sin embargo, en su interior, en las esquinas de sombra,

los hombres se masturban unos a otros

y, de vez en cuando, se hincan.



Todos sabemos lo que en él se proyecta.



He visto a los adolescentes que odian las clases

entrar con falsas identificaciones,

con la mochila atestada de golosinas,

y dormitar la permanencia voluntaria.



Es como cualquier otro cine: inmundo,

construido para albergar multitudes

que escupen, eructan, gritan insolencias.



He visto sus baños rayados con graffiti

donde los tímidos se esconden para orinar

y los orgullosos se muestran tal cual.

Hay en él un cuarto más oscuro que oscuro,

que está allí, anexo, y que sirve para…



El cine porno está aquí.

¡Pasen y vean la maravilla del hombre:

el cinematógrafo!

martes, 12 de agosto de 2014

AZUL GAVIOTA

El creacionista del día. Agatha Cervantes 







4 de Octubre 2014


Suspiros negros en la sala 5 me desvistieron sin querer a media película, nunca lo advertí. 

Llegué  enojadisima a la taquilla, pedí con carga negativa un boleto para ver una película donde actuaba mi actriz favorita, la dependienta me vio raro y con su falso tono de amabilidad escupió un " que disfrute su película". Arrastrando los pies subí la escalinata y me posicione en medio de la sala.  Mientras revisaba mi celular como el resto de los demás,  aún seguía preguntándome, porqué mi hermanastro era tan pesado conmigo. Mi padre se había vuelto a casar hace cinco meses;  al principio nos llevábamos demasiado bien , tenemos la misma edad, sin embargo de un tiempo para acá entre las comidas con mis amigas y los despistes con otros chavos se ha vuelto un hijo de puta. Entra a mi cuarto cuando me estoy bañando, lo desordena, usa mi desodorante - cosa que detesto - vacía mis perfumes quien carajo sabe donde, se come mis frituras favoritas, ¿como hace esto ultimo? no lo se, porque a pesar de que  tengo un escondite secreto,  eso no lo detiene. 

En tanto veía como transcurrían las escenas en la pantalla, me quede unos instantes dormida. La noche anterior quedé con mi amigo Carlos en ver un maratón de terror, él se durmió primero, pero con tal de llevarle la contra y quizá volver a verlo, estuve despierta y tomando colosales cantidades de café, con tal de que la cita se repitiera pero de día. 

Desperté y la gigantesca luz me cegó por un instante. Vi subir a un chavo que se sentó detrás mio,  le reste importancia, hasta que bostecé y en acto reflejo, brinco, golpe o manifestación del diablo, ese chavo empecinó su boca sobre mis labios haciendo que mi mente hirviera como si fuera un volcán. Quise abrir los ojos, pero sus labios eran demasiado suaves y su boca estaba impregnada a tabaco suave, podría morir de cáncer ahí mismo, no me importaba nada. Entre la loca travesía de dos bocas, las caricias prolongadas aparecieron y luego sus manos se afianzaron a mi cintura como si la vida se le fuera en ello. Ya que hubo terminado el romance estaba decidida a ver quien era el ladrón de los besos de cine, pero afilado en el arte de la rapidez  puso en mi cara su mano vivida para que no pudiera verlo, en tanto sostenía mi pierna izquierda con la otra , fue ahí que baje la mirada y  vi que en el dorso de la mano se dibujaba un tatuaje, el cual no pude adivinar porque mi cita relámpago inesperada, se hizo invisible cuando corrió a toda prisa a la salida. Quería correr yo también pero la pierna se me había dormido y era imposible alcanzarlo.

Mi sorpresa no acabo ahí, llegando a casa y ahogándome de enamoramiento con una sonrisa de idiota,  encontré mi hermanastro en la cocina tomándose una chela. Mi sonrisa se evaporó cuando acercándome a él, miré que se había hecho un tatuaje nuevo, una gaviota azul.

Ahora estoy en mi habitación preguntándome - ¿El es el chavo de los besos humeantes y la huida espectacular? - ¡No puede ser!- Y ahora que termino de escribir estas lineas, Andrés ha deslizado debajo de mi puerta un papel, con un corazón, signos de interrogación y una pregunta que tal vez  no quiero mirar. 




jueves, 7 de agosto de 2014

Film Chronicles





Este mes de Agosto abrimos nuestros sentidos y nuestra literatura a las sensaciones que nos transmite esas idas al cine, unas veces por simple entretenimiento y otras por ver la profundidad de las emociones humanas proyectadas del séptimo arte hasta las recónditas pasiones del alma.

Es por eso que invitamos a nuestros Creacionistas a que nos relaten esas Crónicas de Cine, particulares, realistas o sencillamente trastocadas por la invención y la imaginación. 

Recibiremos sus creaciones al correo de siempre elcreacionista_@hotmail.com, en el género que mas les apetezca, estaremos gustosos de compartir todas sus experiencias correspondientes a la temática de este mes, ya sea que tenga que ver con ella directamente o este autodenominada en alguna creación vuestra. 


Gracias.

El Creacionista ^_^