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miércoles, 31 de diciembre de 2014

SANGRE DE NOCHEBUENA

El creacionista del día. Nicholas Gutiérrez Pulido






El agente Treznor corrió tras el asesino que salía de la casa para aventurarse en la nieve. Una vez afuera apuntó su arma, gritando - ¡Alto! ¡FBI! -  al sospechoso, quien, al escuchar la orden, se volvió con el cuchillo en la mano derecha a fin de atacarlo. Un eco llenó las calles del vecindario. La nieve se llenó de escarlata y la gélida atmósfera registraba una última exhalación. Entonces Treznor avanzó al cuerpo de barba blanca y traje rojo que yacía en el suelo. Sus compañeros lo rodearon al mismo tiempo que enfundaban las armas. La agente O´Bannon pidió una ambulancia, aunque todos sabían que ya era inútil. Podían descansar tranquilos, un difícil caso había sido resuelto. El asesino de Nochebuena, que había cobrado quince vidas, fue finalmente detenido. Tuvieron que pasar tres años de pesquisas, para que los miembros de la Unidad de Análisis Conductual del FBI dieran con el criminal. Era un caso más de asesino en serie que se cerraba. Esta vez vestido de Santa Claus. Mientras Treznor contemplaba su rostro reflejado en la escarcha de una ventana, un rumor de cascabeles lleno el ambiente. Los agentes miraron al cielo. Y un trineo, sin conductor, cruzaba el cielo jalado por siete renos bajo la luna. 



martes, 23 de diciembre de 2014

LA PÍLDORA



El creacionista del día.
Gerardo González Vázquez (Aikas)







 

 - Mi alma quiere volar – dice el hombre recostado en el sofá.

- Explíquese –le ordena el hombre de la silla.

- Siento como si alma quisiera salir de este cuerpo y volar  - tras una pausa en la que su mirada se pierde en dirección hacia la ventana del cuarto, prosigue - como si pudiera brincar por la ventana de este cuerpo y mi cuerpo cayera al vacío mientras que mi alma se elevaría hacia el cielo infinito, pero…

- ¿Pero?

- Pero entonces comienzan a lanzarse cadenas para atraparme – el hombre del sofá tensa el rostro pero respira profundamente, parece tener una cara de angustia – sí, cadenas en forma de signos de dólar intentan aprisionarme; después aparecen cadenas en forma de gritos y palabras, los llantos de los niños, los quejidos de mi mujer – la voz del hombre le interrumpe.

- Pero usted no está casado y si mal no recuerdo, - comenta el hombre con las gafas - no tiene ni novia.

- Es lo de menos -  le contesta el hombre – es lo que siento que pasa, siento que todas esas cosas se transforman en cadenas interminables que buscan aprisionarme. Tras una breve pausa prosigue – las cadenas cruzan el cielo como si de disparos anti-aéreos se tratasen y cuando me percato de ello, me doy cuenta que es de noche y que tratan de encontrarme en el cielo con esos grandes reflectores que usaban en la segunda guerra mundial.

Un breve silencio insta al hombre del sofá a proseguir con el relato.

- Entonces comienzan a sujetarme y amarrarme, mis alas son destrozadas y caigo en picada jalado por las fuertes cadenas mientras todas las voces resuenan a mi alrededor- tras respirar profundamente, finaliza el relato  –Y es ahí cuando despierto.

Un silencio en la sala obliga en esta ocasión, al hombre de gafas sentado en la silla a hablar.

- La verdad es que usted sufre un caso severo del síndrome del aventurero.

- ¿Perdón? – contesta extrañado el hombre del sofá.

- Usted no debió de haber nacido en esta época, tiene un alma libre y busca encontrar nuevos horizontes, sin ataduras más que aquellas a sus propias alas que le guiarán por su camino.

- ¿Y qué debo hacer? –contestó contrariado el hombre.

- Fácil, tome una de estas cápsulas y estará listo. El hombre de gafas sacó un frasco del cajón de su escritorio en cuya etiqueta se leía el siguiente mensaje, peligro: incluye libertad. Se levantó entonces y caminó hacia la pequeña mesa que estaba frente al sofá, tomó la jarra de cristal y sirvió agua en un vaso y le entregó el frasco al hombre.

El hombre entonces leyó en voz alta el frasco:

- Peligro, los viajes en el tiempo son peligrosos y no existe vuelta atrás… o adelante - miró extrañado al hombre - ¿Y entonces?

- ¿Y entonces? – le replico el hombre mientras se limitaba a hacer un movimiento con sus cejas para acomodarse los lentes.

El hombre recostado en el sofá se sentó derechamente y abrió el frasco, las píldoras tenían diferentes formas y colores, miró buscando respuesta alguna en el hombre que tenía enfrente pero no encontró nada. Siguió mirando el frasco y encontró una que asemejaba a un pedazo de madera flotante, la colocó en su lengua y tomó el vaso de agua.

Tiempo después el cuerpo inmóvil del hombre yacía sobre el sofá; el hombre de las gafas acomodó las cosas de su oficina y después de lavar el vaso y guardar las píldoras abrió su ventanal. Cargó con el cuerpo del sujeto y lo lanzó por la ventana.

Mientras el alma se desprendía y volaba a conseguir sus sueños, su cuerpo cayó sobre las personas que caminaban ciegamente por la acera y sin tiempo suficiente para que se percataran del hecho, las grandes cadenas comenzaron a devorarlo.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

AROMA PARA LA IMAGINACIÓN




El creacionista del día. Gerardo González - Aikas




 


Aquel olor que atravesó mi nariz y perfumo todo mi ser me tenía embelesado. No podía dejar de pensar en aquél dulce olor desde que había subido al camión, me acerqué lo más posible y traté de ahogarme en él. Dejé que todas mis penas y mis molestias, que todas mis inconsistencias y mis fracasos se zambulleran en el mar de su tan icónico perfume.
¿Sería acaso algún perfume en especial o acaso la combinación de varias fragancias?
La verdad es que no lo sé, lo único que sé es que el olor que aquella joven desprendía era algo que me hacía olvidar todos mis compromisos, tristezas y amores.


Me acercaría y le miraría con detenimiento. Ojos castaño claros, piel clara como leche y rizos castaños. Una tímida nariz y unos finos labios; cuerpo delgado pero sin perder la silueta femenina. Vestía de pantalón ajustado negro y saco color marfil.
En un frenado de aquellos que el transporte público suele hacer, chocaría su cuerpo contra el mío. De lado. Sentiría sus caderas y sus piernas; su cabello acariciaría mi rostro y su olor inundaría aún más mis pulmones. Seguramente comenzaría a transpirar ya su olor, de tan impregnado que en mi cuerpo estaría.


Me miraría.
 

Le miraría.
 

Me sonreiría y posiblemente soltaría una pequeña risita. Yo me sonrojaría y me reiría; en acto reflejo rascaría mi cabeza, una expresión que hago siempre que estoy nervioso, y entonces al arrancar el camión tendría que sujetarme fuertemente con mi otra mano. Esto nos tomaría por sorpresa y se acercarían más aún nuestros cuerpos. Respiraría su aliento y ella respiraría el mío. Sin más ni menos, nuestros labios se acercarían y comenzarían a acariciarse tenuemente. Un suave toque, un pequeño roce y después un beso. Con timidez, tal cual se tratase de nuestro primer beso, nuestras lenguas se entrelazarían delicadamente, conociéndose, explorándose.
 

Le tomaría por la cintura. Olvidaría lo que tengo y lo que no, los compromisos, la hora, el trabajo, la situación alrededor. Bajaríamos en la siguiente esquina y tomaríamos un taxi que nos llevara a un destino de cinco letras. Los besos tímidos se volverían apasionados. El apenas roce de nuestros cuerpos, sería un salvaje encuentro donde lucharíamos por ir apartando nuestras barreras físicas; la ropa quedaría en el suelo pero tomando un respiro unos segundos, colocaría su saco sobre la silla. Después ella comenzaría a perfumar mi sexo; yo degustaría el suyo. Entraríamos en nuestros cuerpos y comenzaríamos la danza de los amantes, sin parar, sin dejar de experimentar; sin dejar de liberar nuestras más profundas fantasías.
 

Acostados sobre la cama con sus delicados rizos sobre mi pecho, ella se inventaría un nombre. Yo no le pediría su teléfono. Ella me diría que jamás me olvidaría, yo jamás lo haría. Nos daríamos una ducha y en la regadera, bajo el marcado ruido del agua, volveríamos a entregarnos. Antes de irnos, le recostaría en la cama y la olería toda. Impregnaría mi ser completamente de ella. Sí. Así sería.
 

Me acercó a su lado y respiro profundamente, ahogado en su delicioso aroma; aroma que borra todos los olores del tráfico, del trabajo y de los problemas de casa.
Sí. Así sería. 



 

jueves, 11 de diciembre de 2014

DICIEMBRE

El creacionista del día.



Aleqs Garrigóz






 Las hojuelas de nieve, juntadas por su propio frío,
han formado grandes jorobas, dunas
que tapiaron cada puerta para salir a ver la hermosura
que el aire desenvuelve como a un regalo.
Leeremos junto a la chimenea, beberemos
exóticos tés guardados especialmente para Navidad.

Y las manos se calientan con mitones
y en cada ventana se han colocado papeles de color.
El abuelo levanta, como anunciando a un príncipe,
al pequeño niño arropado en felpa.

¿Qué buenas noticias traerán las cartas,
los periódicos cuando llegue Primavera?

Por la inclemente montaña se desliza ya,
arrastrando postes de luz, cercos, mujeres, tractores,
la estruendosa avalancha. ¡Oraremos!
Oraremos por la gracia de Dios para salvarnos.

Haciendo una ronda con las manos enlazadas,
los ojos de la familia aún entera, cerrados por la fe,
van coagulando una extrañeza más frágil que las lágrimas.


 

lunes, 8 de diciembre de 2014

ALEBRIJES PERSONALES E IMAGINACIÓN












"La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia".

  Aristóteles



Este mes de Diciembre en donde resuena el resplandor de paz que acompaña la Navidad, la cromática sensación que se cierne dentro de la imaginación, la misma también ilumina la hoja en blanco de la narrativa, poesía y demás artes. 

Es por eso que este mes se les invita a crear de su diversidad onírica, una creación la cual quieran compartir con nuestro  contemplativo publico lector.


Esperamos sus colaboraciones al correo de siempre: elcreacionista_ @hotmail.com. Siempre gustosos de leerlos en este espacio en el que ustedes son protagonistas.

Grazie mile 

El Creacionista ^_^