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viernes, 30 de septiembre de 2016

LA PALABRA QUE SALVA

El creacionista del día. Carlos Ryuten 










Pensar en las palabras como un mero medio de comunicación, por el cual expresamos nuestro sentir, nuestro pensar, o, por el cual tratamos de comunicarnos, seria reducir la situación a un contexto meramente gnoseológico. La palabra, de forma oral, no solo transmite enunciados acerca de aquello que nos acontece (como lo son nuestros sentimientos, nuestras pasiones, deseos, pensamientos, etc.), sino que también tiene la finalidad de encubrir la verdad, de esconder las distintas formas de nuestro proceder, de nuestro actuar y de nuestro reflexionar, tiene la potencia de trascender, por si misma, la situación temporal y de salvaguardar el legado de nuestro pasado, de confrontarnos con nuestro presente y de manifestarnos a nosotros mismos ante el futuro incierto. En cierta medida, pareciera que la palabra hablada puede determinar nuestra existencia, debido a que esta (la existencia) parece limitarse al terreno de lo comunal, al ámbito de la sociedad y de cómo nos desempeñamos existencialmente en esta. Por supuesto, esto no quiere decir que la totalidad que es el hombre mismo, se reduzca únicamente a la determinación de la palabra hablada, solo indica que es un algo de suma importancia en el quehacer del hombre.



Sin embargo, no es de la palabra hablada de la que quiero referirme en el presente trabajo, a lo que quiero referirme concretamente es a la palabra escrita. La palabra escrita nos puede evocar toda una serie de conceptos similares a los mencionados anteriormente a la palabra hablada, sin embargo, esta tiene la particularidad, por un lado, de trascender el tiempo de forma más concreta, más específica, si se quiere. Esto es, que la transmisión de las ideas expresadas de forma escrita, como diría Jacques Lacan a propósito del destinatario de la carta, siempre llega a su destino. Este destino se encuentra manifiesto no solo en la interpretación correcta del escrito, sino que también se da en el desocultamiento de esa penumbra a la que llamamos “otro”. Todo escrito, de una u otra forma, trata, no solo de mostrarnos una forma de pensar determinada, sino que también nos “habla” del autor mismo, nos muestra, a la vez que sus inquietudes mentales, también sus deseos, aspiraciones, sentimientos, además del entorno sociocultural de su época, nos desnuda su alma, por decirlo de alguna forma, en un desocultamiento de la persona. Entonces, aquí encontramos un problema: ¿Qué ocurre con la intimidad propia del autor, que en un esfuerzo por transmitir sus inquietudes queda desnudo al acecho, la sospecha y el juicio de los demás? Esta es la cuestión principal del presente escrito, y la manera en que Maurice Blanchot (en el apartado sobre Kafka que encontramos en su libro titulado “La amistad”), trata de explicarnos. Por otra parte, la palabra escrita también puede ocultar, llevar a la oscuridad aquello que le es íntimo al autor, y de lo cual solo le puede pertenecer a él.





Queda claro que la vida de Kafka, tal cual la describen sus amistades, es muy distinta de aquella que nos muestra en sus escritos, en estos (sus escritos), observamos la pesadumbre que debe cargar el protagonista ante su propia derrota, la miseria con que encara el mundo que se le ha negado, la arbitrariedad de un mundo subsumido a la burocracia y que despersonaliza por completo al individuo, la “metamorfosis” sufrida por aquel que no es digno de reconocimiento, y que, sin embargo, debe cargar no solo con la responsabilidad de su familia, sino con la del mismo mundo entero, en fin, nos muestra el rostro de personajes caídos en las garras de la existencia misma, acogidos por una especie de neblina que les impide ver más allá de su propia podredumbre, nos muestra una especie de juego vital entre la negación de mi yo y el aceptar desganadamente las circunstancias terribles de la realidad, una especie de dejarse ir, una pasividad total. Esto claramente se contrasta con lo que sus amistades pueden decir de él, según nos comenta Blanchot: “Los demás amigos de Kafka, por otra parte, han reconocido, amado y celebrado todo en el la fuerza viva, la alegría, la juventud de un espíritu sensible y maravillosamente justo”. Entonces ¿Quién tendrá la razón, la verdad sobre quien es verdaderamente Franz Kafka? Todos y ninguno, me explico: naturalmente, una persona no puede ser juzgada solo por la manera en que se expresa sobre el acontecer de su mundo, esto sería un gravísimo error si lo diéramos por cierto, pues el hombre no solo se determina por su hablar, escribir o pensar, el hombre es un constructo que se encuentra en un constante proceso de evolución, puede ir de lo sublime a lo patético en menos de un minuto, es capaz de acciones maravillosas así como de pensamientos verdaderamente ruines, el hombre es devenir porque siempre esta en constante cambio, y, si pensamos en esto, entenderemos que las relaciones interpersonales que sostuvo Kafka, no siempre estuvieron recubiertas por las insatisfacciones que menciona en sus libros, entenderemos entonces, que sus libros formaban parte de un constructo que estaba en su intimidad, y que el trato con sus amistades también reflejaba esa otra parte de lo que constituía a Kafka, a saber: que Kafka era un hombre, con todo lo que ello implica.



Sin embargo, y una vez entendido lo anterior, podemos pensar: ¿Qué hay que descubrir en los escritos de Kafka, si entendemos claramente que no se puede descubrir totalmente al hombre, dada su propia condición de ser en devenir? Bien, la respuesta no es tan difícil de lo que se piensa, pero implica por sí misma una gran profundidad, pues aquello que se trata de develar es su intimidad.




Para Sartre (en su obra de teatro titulada: “A puerta cerrada”), la intimidad significa el último espacio de libertad propio, por ello, el infierno se reduce al carecer de intimidad, pues es una intimidad siendo conocida por todos y yo conociendo la de los demás, lo cual me deja en un espacio donde yo ya no puedo ser para mí, pero tampoco soy para los otros. El querer encontrar la intimidad del autor en sus escritos es algo que ha fascinado a más de uno, sin embargo, la palabra escrita permite, precisamente, crear un espacio de ocultamiento en aquello que es más evidente, y por lo tanto, menos susceptible de ser investigado. Max Brod, a propósito de los escritos de Kafka, menciona: “De un modo general, todos los que se han formado una imagen de Kafka según sus escritos tienen ante los ojos una tonalidad esencialmente más sombría que los que lo conocieron personalmente”. Aquí, debemos entender propiamente que Brod está manifestando claramente lo que se venía comentando anteriormente, que Kafka es un hombre que no puede ser reducido solamente a sus escritos, que el trabajo de Kafka era para tratar de tender un puente de entendimiento entre aquello que le aquejaba y los demás. Brod entendió esto a la perfección, pero no fue lo único que entendió, también supo comprender la situación a la que había sido sometido su amigo, que había sido desamparado a la envidia y al juicio de aquellos que le leían (envidia por no poder entender a Kafka, por no poder sentir plenamente, originariamente aquello que leían), por ello fue que tomo la decisión de sacar a la luz los escritos póstumos de su amigo, por ello se dio a la tarea de modificar algunos, porque entendió que aquello que podía salvar a Kafka, era lo mismo que le había condenado, había comprendido una cosa: “la palabra salva”. La única forma de salvar a su amigo se encontraba en el ocultamiento que permite la palabra escrita.





 La palabra puede también encubrir debido a que puede malinterpretarse (sobre todo cuando hablamos de cuestiones atemporales, que no se pertenecen), pero, en este malentendido se da el encubrimiento de la intimidad del escritor, es una palabra que salva y que se salva a si misma por que busca un destinatario, porque busca ser interpretada pero que confiere la posibilidad de ser puente entre dos personas, porque cuando se encuentra de forma verdadera, genuina, original, confiere un mundo totalmente distinto ya que es el encuentro propio de dos voluntades manifestándose, no de forma jerarquizada, sino de forma horizontal. La palabra escrita puede salvar porque tiene la posibilidad de esconder nuestra intimidad a la vez que muestra un espacio de entendimiento ante el otro, la palabra salva no porque guarde la memoria del pasado, sino porque en ella se encierra la posibilidad de redescubrir o redimensionar aquello que nos caracteriza como humanos permitiendo que el enigma mismo que somos nosotros siga velado en la oscuridad, así, dirá Blanchot: “¡Quien ha conocido a Kafka? ¿Por qué, pues, éste rechaza, por adelantado, el juicio de sus amigos sobre el mismo?... ¿Por qué, cuanto más se acerca uno a su corazón, parece que nos aproximamos a un centro desconsolado de donde a veces surge un rayo punzante, exceso de dolor, exceso de alegría? ¿Quién tiene derecho a hablar de Kafka sin dar a entender ese enigma que habla con la complejidad, la sencillez de los enigmas?






viernes, 23 de septiembre de 2016

IDEAS EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN CUENTO

El creacionista del día. Adán Echeverría












Al escribir cuento hay que considerar desde dónde estoy mirando el texto, y hacernos dos preguntas: 1 ¿Quién cuenta esta historia?, y 2 ¿Qué se cuenta en esta historia? ¿La cuenta el personaje, la cuenta el autor del texto?



Al construir cada personaje debemos plantear su profundidad e introspección mediante los actos y el ambiente en el que se desarrolla; en todos los textos siempre debe haber introspección, el autor se deja sentir con honestidad, y el lector lo agradece, porque podrá reconocer lo que está ahí en el texto, qué es lo más fuerte, y lo que más se transmite, eso vuelve poderoso el texto.



Ahora, como decía el maestro Rafael Ramírez Heredia, hay que ser mas cabrones al escribir que nuestro lector, y para serlo, hay que imaginar que le escribimos a un lector muy bueno, a un lector muy educado, que ha leído más que nosotros, y de esta manera plantearnos siempre escribir hacia arriba, darlo todo. Si queremos a un personaje reflexivo, hagámoslo más reflexivo, extremadamente reflexivo; si alegre, más alegre, si suicida, más suicida. Hay que apretar el texto; dejarle poco espacio de movimiento a nuestros personajes, para poder conducirlos y que no se nos escapen. Pero no tan apretados que los personajes sean esclavos, y que no puedan moverse hacia donde el texto indica que deban hacerlo, no podemos acartonar a nuestros personajes. 



Como autores somos los transmisores de esas voces, del genio, de la musa, de la conciencia, que nos habla y nos dicta lo que queremos comunicar. Tan sólo somos transmisores hacia la hoja blanca, donde los personajes viven en ese universo que se les ha construido, que en nuestra faceta de dioses hemos construido para ellos. Veamos pues apretar mediante limpieza y algo que se conoce como Economía del lenguaje.



Nuestra labor como narrador es ir creando las imágenes que se necesitan. Reconocer que el género inicial de la Literatura es la Poesía, es el género básico; pero no lo es porque la poesía sea mas fácil que el cuento o la novela; porque cada género tiene sus complicaciones, y es desde la forma en que se generan que se tornan diferentes para nuestro espacio creativo.



La poesía es creación. Ya aquel Juan, en el Evangelio, nos remarca la diferencia entre el hombre y los animales: el lenguaje, y podemos pensar con los etólogos (estudian el comportamiento animal), que los animales tienen lenguaje; si, es verdad, pero no tienen símbolos que los representen. Juan dice: En el principio era el VERBO, y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros (origen del lenguaje), en esta metáfora se reconoce lo necesario al redactar: el Verbo es Acción, el Verbo otorga Persona y Tiempo, todo verbo otorga eso Persona y Tiempo.



Si aceptamos que la Poesía es el inicio de todo, y que para que haya poema debe haber al menos Imagen Ritmo y Sentido, debemos hacer esta diferenciación entre poesía y prosa: la poesía privilegia la imagen “Un gato brinca sobre la luna”. Nuestra lógica nos impele a pensar que un gato no puede brincar sobre la luna, pero si puedes imaginar que al brincar el gato, si la luna se mira desde una ventana, y ante esa vista se observa una albarrada, y detrás la luna en el cielo, si el gato pasara caminando sobre la barda, y brinca, desde tu mirada, el gato habrá brincado sobre la luna. Porque una imagen es todo aquello que efectivamente podemos imaginar, podemos representarnos en la mente.



Un hombre camina se sienta, brinca vuelva, pedalea, rompe una hoja, si te das cuenta casi son puros verbos (acciones). Miramos a ese hombre hacer todo eso, las acciones se vuelven imágenes. Por eso la prosa se privilegia de los verbos, porque hace que los personajes se muevan dentro de la hoja, dentro de la historia.



La poesía privilegia la imagen y la narrativa privilegia los verbos.



En el cuento y en la novela igual debe haber imagen ritmo y sentido, sin embargo, la diferencia entre un género y otro es que mientras el poema privilegia las imágenes, el cuento y la novela, privilegia las acciones, los verbos, que nos sitúan en el tiempo (en la línea de tiempo en que estamos contando toda historia).



Mientras en la poesía hay un hablante lírico que declama y lee el poema, en la narrativa hay un narrador. Hay muchos tipos de narradores, y se puede narrar desde diferentes personas. Por ello, para poder darnos cuenta de ello, debemos saber dos cosas en cada cuento:

1. Quién cuenta, quién narra la historia. 2. Qué se cuenta, qué es lo narrado.



Una vez que como autores comenzamos a resolver esto en nuestra mente, pensar en un tercer punto: ¿Por qué se narra esta historia? Lo importante para el texto es que el autor sepa responderse: ¿Qué se narra? Y ahí es donde podemos reflexionar en las emociones de los personajes, mientras disfrutamos de las descripciones, y nos situamos con claridad en la línea del tiempo de toda narración.



jueves, 15 de septiembre de 2016

Poética de un día limitado

El creacionista del día. Alma Carbajal G. 













Empiezo el dia con dos gramos de energía artificial, 
bebo despacio, como si se tratase de una poción levanta muertos, 
dirijo los pasos y entre cierro los ojos, como si la puerta fuese un espejismo,
no hay salida, pienso, solo por un instante. 



La calle y las personas, se me figuran a trozos de tiras cómicas, 
algunos gritan tanto, que las palabras salen del globo de dialogo.
Cegada por tanta luz y color, 
busco un espacio tranquilo donde pueda recuperar la visión. 





Entro al Museo y el descorche de blancura que suscita el ambiente, 
me devuelve la vista
dos desconocidos, disparan flash y flash entre pestañeo y pestañeo, 
tal vez no saben que una fotografía mental, no es adecuada para la posteridad,
sin embargo hay detalles, que parecen más permanentes, 
cuando son revelados por un suceso presente. 





Las horas se diluyen, 
veo y veo, los ojos han realizado su caminata del día. 
El estomago toca sobre las tripas, la sinfonía del hambre, 
una cremita, un bizcocho ... opciones que parecen deglutirse en mi imaginación, 
opto por beberme un manto de capuchino y endulzarme el cuerpo hasta el cobijo mismo. 





Regreso a casa extenuada,  
por los sonidos de la selva metálica urbana. 
Sintonizo de nuevo el silencio, 
voy cambiando de piel al quitarme la camisa, 
voy cambiando de ambiente, al estar de nuevo en la cueva, 
pero aún, detrás de mi, en la nuca, 
siento las miradas que florecen en la nocturnidad, 
las que después de un día limitado, 
parecen quedar inmersas, esperando penetrar algún sueño vagabundo. 







jueves, 8 de septiembre de 2016

INSTANTE

El creacionista del día. Aleqs Garrigóz







Crucificado de bruces sobre un viejo tablón,
mi destino está a mis pies
y en las manos con que otros lo destruyen:
tan lleno de un vacío de todo.



Me probé el vestido de la felicidad
pero en ella parece no haber poesía.



Como estrella de cinco puntas haciendo implosión,
mi patria es la muerte:
sólo allí la sumisión, la entrega.



No aprender a mentir.
Pues la mentira es de la vida compañera.






martes, 6 de septiembre de 2016

SEPTIEMBRE: POESÍA CRÓNICA




LAS MALETAS ABANDONADAS DEL PSIQUIÁTRICO DE WILLARD, NY.






EL MES DE SEPTIEMBRE ABRE SUS PUERTAS A LA HISTORIA Y AL MOMENTO INSTANTÁNEO. LA TEMÁTICA DE ESTE MES ES LA CRÓNICA CON EL TOQUE ÚNICO Y PODEROSO DE LA POESÍA. 
LAS CREACIONES DE ESTE MES PUEDEN SER SOBRE SUCESOS PRÓXIMOS O PASADOS, INCLUSO SE PUEDE GENERAR FICCIÓN CON TOQUES Y ELEMENTOS DE EPISODIOS REALES. 


LES INVITAMOS A GENERAR UN CAMBIO EN LA LITERATURA, QUE ES UN COMPONENTE DONDE LA LIBRE EXPRESIÓN, ES PARA TODOS, NO SOLO PARA UNOS CUANTOS. 

LOS INVITAMOS A QUE SE ESCUCHE SU VOZ, CREANDO A PARTIR DEL GENERO CON EL CUAL SE SIENTEN CÓMODOS IMAGINANDO.

PARA ENVIAR COLABORACIONES, DUDAS O SUGERENCIAS, LES DEJAMOS DE NUEVA LA DIRECCIÓN DE CORREO ELECTRÓNICO,  QUE MUCHOS YA CONOCEN:

elcreacionista_@hotmail.com

AGRADECEMOS A LOS ESCRITORES - CREACIONISTAS, QUE HAN APOYADO ESTE ESPACIO, PARA QUE SIGA FLUYENDO EN LIBERTAD A TRAVÉS DE  LAS REDES. 


GRAZIE MILE 

EL CREACIONISTA ^_^





jueves, 1 de septiembre de 2016

GOTA DE AGUA

El creacionista del día. Gerardo González  - Aikas 









Y estás ahí de pie en medio de la alberca. El aire sopla suavemente un tenue y húmedo frío que recorre tu piel. Ese hormigueo que tanto conoces comienza a recorrer las terminales nerviosas de tu cuerpo. La fuerte lluvia de apenas algunos instantes ha aminorado, hasta solo ser un húmedo recuerdo traído por el viento.



Ella también está ahí, a unos escasos metros de distancia. La luz blanca de los reflectores ilumina toda el área de la alberca. No hay sombras, no hay donde esconderse ni lugar alguno para ocultarse.


Por más que lo intentas, sus expresiones te hacen mirarle. También, de pie en la misma alberca ella te mira. Su cabello largo y negro acaricia con sus puntas el nivel de agua de la alberca.



El arrebato de correr durante la lluvia y lanzarse corriendo a la piscina ha disminuido pero aún los corazones se encuentran acelerados. Lo sientes, ese bombeo intenso que lleva tu sangre por todo tu cuerpo, como si cada glóbulo rojo fuese un automóvil de la Formula 1.



El agua de la alberca está tibia pero a veces hay pequeños pinchos de agua fría que acarician tus piernas. Las gotas remanentes de agua de lluvia, se funden para siempre por el momento;  inmensa distancia  te separa de ella.


Tu respiración no puede relajarse, sigues estando acelerado. Tratas de bajar la mirada pero al mínimo intento, aquellos labios que tienes frente a ti te obligan:


-Mírame.


No puedes dejar de hacerlo, te lo ha ordenado. Le miras y  sientes una descarga eléctrica a través de tu cuerpo, como si un rayo hubiese impactado en la alberca. Su playera blanca se adhiere a su cuerpo como una segunda piel y su cabello se pasea suavemente entre las caricias del viento. El frío hace lo suyo y se levantan orgullosos sus finos pero no pequeños pezones.


Hace un amago de cubrirse y por instinto, pena y vergüenza tratas de mirar a otro lado.

-Mírame.

Obedeces de nuevo.


Ella mete sus manos bajo el agua y las junta como si quisiera llevarse algo de agua a la boca pero te das cuenta que se detiene justamente en el pecho y comienza a darle de beber a su pecho.
Tragas saliva, algo está carburándose en su interior. Lo sabes, sabes cómo va a terminar esto y una lucha comienza en tu interior. Tu pulso aumento y dejas de tener frió. Sientes como tu respiración se acelera e inmediatamente cierras la boca. Le miras directamente a los ojos y esperas su respuesta.


-Ven.



Sabes lo que viene y ella también. Tu cuerpo comienza a prepararse para el éxtasis que se avecina. A pesar del agua fría que sientes a cada paso que avanzas, tu calor no disminuye, tu pulso no baja, tu respiración no se relaja. Te acercas hasta sentir el fino rose de sus pezones en su pecho y el aliento de su boca en tu barbilla. Sus miradas no claudican, las manos de ella caen a ambos lados de su cuerpo en señal de rendición, de apertura. Las tuyas se levantan poco a poco hasta tomarle del cuello. Acaricias sus mejillas con tus pulgares y levantas su rostro hacia el tuyo. La piel es tersa y suave a pesar de estar algo mojada. Acercas tus labios a los suyos tan lentamente que sientes como su aliento se va convirtiendo en tu respiración. Apenas se tocan pero tú ya sientes toda la descarga de sensaciones en tu ser, en tu alma.


Finalmente tras aquel prolongado intercambio de vida, la besas.



Tu lengua se entrelaza con la de ella y caen como dos gotas de lluvia más que se funden en la inmensidad limitada de aquella piscina se sensaciones.