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lunes, 21 de noviembre de 2011

PUNTO ROJO

El creacionista del día.  Oralia Ramírez




En un poblado apacible y pequeño, situado en la planicie de un valle fértil, se contempla la suave bruma del amanecer, que envuelve rostros en aquellas humedades cristalinas del alba. A lo lejos, en el camino que conduce a dicho lugar, se puede observar un punto rojo que se dirige en zigzag rumbo al jagüey,  ubicado del otro lado del cerro.



Dentro de ese sitio;  en un hogar revuelto se encuentra Magdalena, esposa engañada, que juró vengarse a muerte, de quien le robara el amor de Sacramento su esposo, a quien amaba de verdad; fue muy doloroso para ella haberlos encontrado en el solar de la parte trasera de su casa, en plena oscuridad, desnudos y tendidos sobre el zacate del almiar. Magdalena al descubrir el engaño, se dio cuenta  que se trataba de su vecina Margarita, (señora casada con cinco hijos y un esposo que pasaba largas temporadas fuera del pueblo por motivos de trabajo) ambos salieron huyendo, cuando se percataron de la presencia de Magdalena;  su esposo se fue de la casa con rumbo desconocido y la vecina se refugió en su hogar rodeándose de sus hijos.

Esa noche, Magdalena no pudo concebir el sueño, tenía una idea fija: vengarse de esa mujer que le robaba el cariño de su esposo.En las primeras horas del alba los molinos de los pueblos empiezan su labor. Magdalena miró a la vecina salir de su casa, abrazando una cubeta con maíz cocido, esta se dirigía al molino para transformarlo en masa y hacer tortillas para el desayuno de sus pequeños;  sin dudarlo se dirigió tras Margarita, cuchillo en mano y al llegar al molino, las mujeres presentes se percataron de la furia de Magdalena, ellas gritando se apartaron del lugar. Margarita al verse acorralada, suelta el nixtamal y  trata de huir, pero Magdalena lo impide, intentando hundirle la navaja en el cuello; ambas forcejean.

 Magdalena falla y el cuchillo queda fuera de su alcance; sin pensarlo la tira en el suelo  y tomando chile molido con todo y venas de un cazo cercano a ella, mete las dos manos por debajo del vestido de Margarita, bajándole el calzón frotándole el chile en medio de sus piernas y dentro de la vagina. 

Entonces Magdalena exclama: 

 -Pa’ que te acuerdes de mí desgraciada-



Todas las ahí reunidas quedan estupefactas y escuchan los berridos de Margarita y la expresión de Magdalena:



-Pa que aprendan a no meterse con el marido de una- .



Si nos acercamos al punto rojo que se mueve en el camino, veremos que se trata de una mujer que se encorva, vociferando gritos de dolor, ella está roja y sudorosa;  le cuesta mucho trabajo caminar, de sus piernas le escurre sudor rojizo y va por el camino retorciéndose en busca del anhelado jagüey.