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lunes, 11 de junio de 2012

Sobre el cuarto

El creacionista del día. BERNABÉ DE VINCENSI






El hombre cree vivir en una existencia , pero esa no es en sì, el vive el enseueño de su creada existencia.
                                                                                                               
Bernabe De Vincensi


¿Qué es lo que hubiese ocurrido si cualquier sujeto entrase por la vasta habitación? ¿Y ambos se mirasen cara a cara? Por que indudablemente la ventana, por la cual, entraba una escasa porción de luz pasaría a ser un segundo plano y él quedaría como objeto central de la escena. Eso no ocurrió. Friedrich pálido y tiritando estaba respaldado junto a la pared que pronto cumpliría su centenario. Por supuesto, ésta se encontraba fría ¿ Quizás él lo había hecho? Enfriarla. La tela del pantalón acompañaba el temblor de sus largas piernas y por la boca emitía un ruido poco común, casi hosco. ¿Pero como temblar en el alba del mes de septiembre? ¿Acaso no habría que molestar con júbilo a septiembre ?

-¿Estás ahí?- Preguntó, súbitamente una voz salió por uno de los extremos de lugar sin saberse absolutamente nada acerca del emisor. Ésta era gruesa, pero con tono acogedor, sin lugar a dudas, Friedrich fue sorprendido. Se inquieto y algunos de sus huesos sonaron. No respondió, permaneció intacto. Aguardo algunos minutos para ver algún movimiento dentro de la habitación. Pero al fin y al cabo, nada se produjo.

-¿Quién eres ?- Exclamó con nerviosismo
-¿Estás asustado?-Volvió a hablar la voz anónima.
-¡Eso es mentira!¿Quién es usted? ¿Qué quiere?-Dijo y se volvió a encoger frente al irresistiblemente frío
-No quiero nada, sé más de lo que tu sabes.
-¿Dime quien eres de una vez?- Exclamó, mientras, instantes después el eco de su voz lo perturbaba.
El silencio tomo preponderancia ante la falta de platica en el lugar cuando fue interrumpido.
-¡Soy tu ser-Replicó la voz-Aquello que has dejado de ser días atrás.
-¡Cállate! No me lo nombres.
-No es menester que te hable de él- Dijo la voz armoniosa.
A lo que Friedrich respondió colérico.
-¡Basta vete de aquí! ¡Tus palabras son peor, aún, que una neumonía!
-Es inevitable que me vaya. Eres tan frágil que no aceptas transformaciones. He sido parte de ti. Pero ahora he muerto, sólo quedan escasas cosas de lo que hemos compartido. No tiemblas por el frío, es tu miedo. No has aprendido nada de lo que hemos sido. Debes comprender al ser adherido a la existencia misma quien la modifica. Pero no, no lo has hecho a tal punto que casi te suicidas. Si yo volviera a ti te convertirías en fuerza. Pero eso es imposible. Seria negar al ser, no comprenderte a ti mismo. Sólo queda decirte que te levantes y dejes huellas en el sendero de la llamada vida. Pero antes aprende a sufrir transformaciones. Sólo me queda decirte ¡ Adiós!-Y la voz desapareció, tomando rigor el silencio sobre el perímetro del lugar.

-¡Maldito falaz!¡Eres un maldito falaz!-Interrumpió Friedrich.
Su cuerpo seguía tiritando y la luz del amanecer lo encontró en ese estado. Tuvo que pararse , no tenia miedo de marcharse. Antes de salir esquivo el cuerpo que lo había sorprendido.