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domingo, 3 de junio de 2012

Los ojos de Suzanne

El creacionista del día.  Nicola Capponi.


Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos.

Carlos Fuentes.



Las voces se volcaron con tenacidad sobre mi cabeza, cuando me di cuenta yo estaba de pie en el lugar del accidente y con la testa cerca de mis pies. Suzanne reposaba medio destrozada dentro del auto que partido a la mitad enmarcaba aquella imagen de periódico amarillista. No entendí nada , no sentí nada al verme muerto, me acerque lentamente a mi prometida, bese su mano fría y manchada de sangre. Me había abandonado. Caminé alrededor de mi cuerpo y me fije en el estrellado vidrio del reloj de muñeca, este marcaba las dos de la tarde y por la posición del sol casi ocultandose en la lejanía de una montaña, supe que ya habían pasado algunas horas desde el percance; pero a pesar de que yo levitaba todavía en ese sitio, jamas vi el espíritu de Suzanne, encontrarse con el mío. Ya de noche acompañe a la morgue su cuerpo, el propio poco me importaba. Pasaron los días, como el observador en la penumbra, presencie el dolor de sus padres, el funeral y el entierro, con eso me bastaba para ver el dolor de un ser humano por una perdida, no quería asistir a mis funerales, no quería volver a ver a nadie.



Regrese entonces por la eternidad al lugar del accidente a esperar a que Suzanne viniera por mi, hasta este momento nunca llego. El 2 de Febrero sin falta mi hermana viene a pedir por mi alma. La escucho y le digo: " Se que quieres que me vaya al cielo pero espero por mi amada, ella dejo sus ojos y parte de su brazo en ese barranco, es por eso que sigue ciega en el mundo. Con mi corazón trato de guiarla hasta acá, porque por mas que quiera no puedo sacar parte de su cuerpo y mucho menos buscarla. Solo puedo esperar".