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jueves, 14 de mayo de 2015

OPEN YOUR EYES

El creacionista del día. Nicola Capponi





Despierto. Abro el telón vago de las pestañas. Aviento un pedo a la toxica atmósfera de la habitación. La mirada queda absorta unos minutos en las curvas poco llamativas de la cortina, que se mueven al compás de la melodía invisible del viento. Después viene el jaleo de las sabanas contra la flojera. El trago de cerveza caliente hace fricción con el pavimento seco de mi lengua. El gusto se embrutece y pide lluvia de café. La ropa se adhiere con hastió, así como la actividad de caminar, teclear, recibir al oído preguntas idiotas; correos idiotas, reclamos idiotas y yo al final de la jornada doy respuestas ingeniosamente imbéciles. 

La tarde cierne sobre el cielo una dulce capa de melocotón, la vida de la ciudad junto con el ambiente,  va esponjándose Red Velvet, para ser comido de un bocado por la luna, que a pesar de tener panza chelera, le viene bien tragarse la rutina de un día mas.

Contemplo el reloj a sorbo y sorbo de americano y le repito a la mente acobardada por la jornada de más de ocho horas : Ya nadie me entiende, nadie comprende. No soy nadie. Y no quiero repetir el pasado. Aquí estoy, con el corazón atrapado en los clicks de la computadora, dando pinchazos a datos a lo pendejo. ¿Que he conseguido? Mas pinchazos en el culo por parte del berreo de jefe.  Pinche oveja con mañas de ser lobo, pero ni a eso llega. Mañana cambio de trabajo. Seguro. ¡A la chingada todo!

Al marcharme de la oficina con aire de Gestapo, vomito el pensamiento indecoroso del no retorno. Vuelvo a casa para atiborrarla con mi enfado. Toda mi pasividad y el "descanso" color rojo celofán, flotan en el comedor. En la sala trato de desenvolver con el listón de humo del cigarrillo al "descanso", imposible, demasiado artificial.

Quiero comer pero no puedo, estoy cansado y la cama se me ofrece como puta barata, no alimenta mis expectativas corpóreas, sin embargo, no puedo resistir la excitación del cansancio castigo. Doy un largo trago de ginebra,  para cerrar con punto final. El cuerpo se deja ir en el lago mugriento de las sabanas sin tender. Reitero mis promesas vaciás en un bostezo sobre la almohada y así boca arriba, digo el hechizo el cual tendrá a mi cuerpo, en una divagación de muerte mal actuada por algunas horas:

Close your eyes